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| | From: L_AQUILA (Original Message) | Sent: 5/4/2003 8:57 PM |
LA MUERTE COMO CONSEJERA
La muerte es la compañera inseparable del guerrero; se sienta a su lado. Cada trocito de conocimiento que su vuelve poder, tienen a la muerte como fuerza central. La muerte da el último toque y lo que la muerte toca se vuelve de verdad poder. La muerte es nuestra eterna compañera; siempre esta a nuestra izquierda a la distancia de un brazo. Cuando estés impaciente, lo que debes hacer es voltear a la izquierda y pedir consejo a tu muerte. Una inmensa cantidad de mezquindad se pierde con sólo saber que está vigilándote. La muerte es la única consejera sabia que tenemos. Cada vez que sientas, como siempre haces, que todo te está saliendo mal y que estás a punto de ser aniquilado, voltea hacia tu muerte y pregúntale si es verdad; ella te dirá que te equivocas; que nada importa en realidad más que su toque. Tu muerte te dirá: todavía no te he tocado. El guerrero piensa en su muerte cuando las cosas pierden claridad. El guerrero considera a la muerte la consejera mas tratable, que también puede venir a ser el testigo de todo cuanto uno hace. La idea de la muerte es lo único que templa nuestro espíritu.
Esto no quiere decir que debas preocuparte por tu muerte; se trata de usarla. Pon atención en el lazo que te une con tu muerte, sin remordimiento, tristeza o preocupación. Pon tu atención en el echo de que no tienes tiempo y deja que tus actos fluyan de acuerdo con eso; que cada uno de tus actos sea la última batalla sobre la tierra. Sólo bajo tales condiciones tendrán tus actos el poder que les corresponde. De otro modo serán, mientras vivas, los actos de un hombre tímido; la timidez no sería tan terrible si fueras a ser inmortal, pero si vas a morir no hay tiempo para la timidez, sencillamente porque la timidez te hace aferrarte a algo que sólo existe en tus pensamientos. Te apacigua mientras todo está en calma, pero luego, el mundo de misterio y de pavor, abre la boca para ti, como la abre para cada uno de nosotros; entonces te das cuenta de que tus caminos seguros, nada tenían de seguros. La timidez nos impide examinar nuestra suerte como hombres. Como hombre, mereces todo lo que es la suerte de los hombres: alegría, dolor, tristeza y lucha; pero la naturaleza de tus actos carece de importancia si no actúas como guerrero. Nuestra suerte como hombres es aprender y ser arrojados a mundos nuevos e inconcebibles.
Nuestra muerte espera y este mismo acto que estamos realizando puede ser el último; la última batalla. La llamo batalla porque es una lucha. La mayoría de la gente pasa de acto a acto sin pensar. Un guerrero, al contrario, evalúa cada acto y como tiene conocimiento íntimo de su muerte, procede con juicio, como si cada acto fuera su última batalla. Un guerrero da a su última batalla el respeto que merece; es natural, entonces, que en su último acto sobre la tierra dé lo mejor de sí mismo. Así es placentero; le quita el filo al temor.
De este modo, para ser un guerrero, un hombre debe estar, antes que nada y con justa razón, terriblemente consciente de su muerte. Pero preocuparse por la muerte forzaría a cualquiera de nosotros a enfocar la atención en su propia persona; y eso es desgastante. De modo que otra cosa que uno necesita para ser guerrero es el desapego. La idea de la muerte inminente acompañada con el desapego, en ves de convertirse en una obsesión, se convierte en indiferencia. Debe uno desligarse de todo sin que esta sea una nueva entrega como la del ermitaño; ser ermitaño es una entrega y yo no me refiero a eso; un ermitaño no está desapegado, pues se abandona voluntariamente a ser ermitaño. Irse por el camino de la entrega es irse por lo fácil. Cuando haces girar el mundo sobre el sentimiento de que todo es demasiado para ti. No estas viviendo como guerrero; es entregarse al vicio de darse a sí mismos. El guerrero no se entrega ni aún a la muerte.
Sólo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para que sea incapaz de abandonarse a nada.; solo la idea de la muerte da al hombre el desapego suficiente para no negarse nada. Pero un hombre de tal suerte, no ansía; ha adquirido una lujuria reposada por la vida y por todas las cosas de la vida. Sabe que la muerte lo anda cazando y que no le dará oportunidad de adherirse a nada, así que prueba sin ansía, todo de todo. No querer nada es el mayor logro de un guerrero; sin embargo, en tu estupidez, has ampliado la sensación de no querer nada, haciéndola caer en la de no disfrutar nada; así tu vida es tediosa y vacía.
EL PODER DE LAS DECISIONES DEL GUERRERO
Un hombre desapegado, que sabe que no tiene posibilidad de ponerle vallas a la muerte, sólo tienen una cosa que lo respalde: el poder de sus decisiones. Tiene que ser, por así decirlo, el amo de su elección. Debe comprender por completo que su elección es su responsabilidad; y una vez que elige, no queda tiempo para lamentos ni recriminaciones. Sus decisiones son definitivas simplemente porque su muerte no le da tiempo de adherirse a nada.
Te has lamentado toda tu vida porque nunca te haces responsable de tus decisiones. El camino del guerrero es armonía: la armonía entre las decisiones y las acciones. Un guerrero toma en consideración todas las posibilidades y luego elige de acuerdo con su predilección íntima. Una regla básica para un guerrero es hacer sus decisiones, con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado de ellas, es capaz de sorprenderlo; y mucho menos menguar su poder. Decidir no significa escoger un momento arbitrario; decidir significa que has puesto tu espíritu en orden impecable y que has hecho todo lo posible por ser digno del conocimiento y del poder. Preocúpate y piensa antes de hacer cualquier decisión; pero una ves que lo hagas, echa a andar libre de preocupaciones y de pensamientos. Todavía habrá un millón de decisiones que te esperen. Ese es el modo del guerrero.
Un guerrero acepta responsabilidad de sus actos, por más trivial que sea. Tu actúas tus pensamientos y eso está mal. Uno aprende a actuar como guerrero, actuando; no hablando ni pensando. El único camino posible para un guerrero es actuar directamente y sin reservas. Ya deberías haber asumido la responsabilidad completa, y la idea de que estas a merced del viento debería ser inadmisible. Cuando un hombre decide hacer algo, debe ir hasta el fin, pero debe aceptar responsabilidad por lo que hace y luego seguir adelante con sus acciones sin tener dudas ni remordimientos acerca de ellas. Mírame a mí, no tengo dudas ni remordimientos; todo cuanto hago es mi predilección y mi responsabilidad. La muerte me acecha y por eso no tengo lugar para dudas. Si tengo que morir por algunas de mis acciones, entonces, debo morir. Tu, en cambio, te sientes inmortal y las decisiones de un inmortal pueden cancelarse, lamentarse o dudarse. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos y dudas. Sólo hay tiempo para decisiones. Hacernos responsables de nuestras decisiones es estar dispuestos a morir por ellas; no importa cual sea la decisión. Nada podría ser más serio ni menos importante que ninguna otra cosa. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay cosas grandes ni pequeñas; sólo hay decisiones a la vista de nuestra muerte inevitable.
Así, con la conciencia de su muerte, con el desapego y con el poder de sus decisiones, un guerrero arma su vida de manera estratégica. La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia; vive estratégicamente y jamás lleva cargas que no pueda soportar. Un guerrero procede siempre como si tuviera un plan porque confía en su poder personal. La alegría de un guerrero le viene de haber aceptado su destino y de haber calculado de verdad lo que le espera. El conocimiento de su muerte lo guía, le da desapego y una lujuria reposada; el poder de sus decisiones definitivas le permite escoger sin lamentarse y lo que elige es siempre estratégicamente lo mejor. Así cumple con gusto y eficiencia lujuriosa todo lo que tiene que hacer.
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BUÈNO, PUÈS... - NO PUÈDO HACÈR MENOS QUE "PEGARLES" AQUÌ LO QUE "CONTESTÒ" ENRIQUE RÒJAS PÀRAMO EN SU PANÈL ("ENRIQUE CONTESTA") PORQUÈ ES "MUY IMPORTANTE". / EL AGUILA. GUERRÈRO "ENRÌQUE": CUANDO "SILVIO MANUEL" DECÌA A CARLOS ("ARTE DE ENSOÑÀR") DE "DEJÀR DE LUCHÀR SIN DEJÀR DE LUCHÀR", "RENDÌRSE SIN RENDIRSE", EN EL EPISODIO EN QUE "SE ESTÀBA MURIÈNDO" EN LAS "COLINAS AMARILLENTAS", Y LE DICE DE "ENTREGARSE A SU MUÈRTE" SIN "MIÈDO", ¿NO ENTENDÌA ALGO ASÌ COMO DE "DEJÀR LAS RIÈNDAS A SU OTRO YO"? POR ESTO, LA GUERRERA "XIU-DIU" NOS COMENTABA, EN SU MENSAJE SOBRE "MATRIX", DE "DEJAR TODA ESPERANZA"? AUNQUE NO CONTESTES A ESTAS PREGUNTAS, ME HA QUEDADO CLARO LO ANTERIOR Y TE AGRADESCO POR TU VALIOSA AYUDA QUE NOS DAS. - EN FIN. TU SABRÀS QUE CONTESTARNOS - DESDE EL CORAZÒN, TE ENVÌO MIS MÀS SINCEROS RESPECTOS. EL AGUILA De: enrique | Enviado: 09/07/2003 21:34 | En un caso como el que yo describí en correos anteriores de esta misma serie o el que describió Silvio Manuel, no se trata de dejarle las riendas al otro yo, sino de sacar lo mejor de sí mismo. Entendamos por qué. El "otro yo", el "doble energético" o "el otro", como lo llaman en el linaje de don Jorge Elías, en tanto ser actuante, es el resultado de una labor impecable de desdoblamiento que se va consiguiendo por etapas, de ahí que no todos puedan dejarle "las riendas a su otro yo", mientras que cualquiera tiene el poder de poner en acto lo mejor de sí mismo, si así lo intenta. Supongamos, sin embargo, que alguien ya hubiera logrado desarrollar al otro actuante. Pasarle las riendas no tendría nada que ver con la esperanza o falta de ella... sería un mero otorgamiento de voluntad actuante digna de un guerrero impecable y capaz, que verdaderamente ha hecho la "tarea". Más aún: para un verdadero guerrero que está librando una batalla, eso de "entregarse a su muerte sin miedo" resulta una verdadera tontería. Como ya te lo expliqué personalmente, Sonia, esta es una de las principales discrepancias entre muchos de los enfoques que le dio Castaneda a las enseñanzas de sus maestros y el punto de vista de los guerreros de don Jorge Elías. Para empezar, se supone que cuando ya se es todo un guerrero el miedo no es un factor que entre en juego, pues ya ha sido superado. Para seguir, de cualquier manera casi todos los seres humanos van hacia la muerte... no así un guerrero. Es por ello que un guerrero que está buscando dar el salto hacia la Luz en lo que menos piensa es en la muerte, y mucho menos en entregarse a la muerte. Un guerrero verdadero sabe que cada uno de sus pensamientos tiene poder verdadero, por lo que no se puede dar el lujo de pensar siquiera en la muerte, ya que de hacerlo la estaría llamando. Recuerda que en mi libro narro la manera en la que el nahual Elías le advierte a su heredero que a partir de cierto momento de su desarrollo deberá tener especial cuidado con sus pensamientos. ¿Por qué crees que se lo dijo? No, queridos hermanos. Yo que ustedes, en lo que menos estaría pensando es en la muerte, y menos aún cuando se esté librando una batalla, y menos aún en entregarse a ella. En mi libro hay un pasaje que lo ilustra claramente, cuando el heredero del nahual Elías enfrentó a un brujo de un pueblo que lo estaba cazando para tomarlo por descuido, y el cazado resultó él, pues el nuevo nahual le partió la cara en dos por medio de un rayo que lanzó con sus manos. Más aún, cuando yo estaba enfrentando la prueba a la que aludí en un correo anterior de esta misma serie, en lo que menos pensé fue en la muerte... ¡ni por un sólo momento me pasó por la mente, y mucho menos entregarme a ella o dejarle la responsabilidad de la prueba a mi "otro yo"! Nada de eso. La prueba la enfrenté con la totalidad de mi ser, motivado por la esperanza irreductible de que todo se me iba a solucionar favorablemente, como realmente ocurrió. Todavía más aún, el nahual Elías me dijo una vez que si su heredero hubiera pensado siquiera por una pequeña fracción de segundo en la muerte, mientras caía al vacío desde una enorme barranca para terminar despedazándose en las rocas del fondo, verdaderamente hubiera muerto. Tenía toda la razón. Así pues, queridísimos hermanos, tengan mucho cuidado con esos conceptos un tanto románticos y a medias filosóficos relativos a la muerte, ya que la pintan como nuestra mejor consejera y compañera, cuando las auténticas luchas con la muerte nada tienen de eso. ¿Entienden a lo que me refiero? Esa es la verdadera diferencia de fondo entre todos aquellos que aspiran a que algún linaje los tomé como aprendices de guerrero que aspiran a la verdadera libertad y todos aquellos que están ya en las filas de algún linaje. Los verdaderos guerreros no se andan con miramientos en lo que a vencer a la muerte se refiere. Por eso es que su esperanza es irreductible; por eso es que su fuerza de voluntad es de luz; por eso es que sus pensamientos son impecables; por eso es que sus sentimientos son de hermandad: porque de otra manera se estarían socavando a sí mismos la mínima oportunidad de dar el salto a la Luz. ¿O creen ustedes que un guerrero que está por encender su "fuego interno" se pone a pensar en lo lindo que es vencer a la muerte? ¡Nada de eso! Un guerrero, durante el trance mismo que lleva a dar el salto a la Luz, y a lo largo de todo su camino, sólo piensa en la vida eterna, en que su esperanza irreductible lo está proyectando, en que lo va a conseguir con todos sus hermanos del grupo, y en que se lo merece por el grado total de desapego que ha conseguido, dejando atrás la Tierra en la que ha nacido en innumerables ocasiones, y en que lo está consiguiendo a pesar de todas las contras. ¡Esa es la verdadera diferencia! Yo pienso que el maestro de Castaneda le habló de la muerte de esa manera porque veía-intuía que Carlos tenía unas fijaciones mentales que le conferían características tanatofílicas. En otras palabras; ¡don Juan se la pasó acechando a Carlos Castaneda! Y claro, como fue Castaneda quien escribió al respecto de cómo le fue en la feria, pues ahora todos sus lectores piensan que esa es la única manera de hacer las cosas. ¡Nada más alejado de la verdad! Se los digo yo que lo sé de cierto. | |
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Hau Enrique me ha surgido una duda la tecnica que nos mencionas es muy similar a lo que hace el Reiki, de hecho podemos equilibrar todos los chakras de esta manera y a mi parecer puede hacerlo cualquiera, en el Reiki limitan su practica solo para quienes hayan sido canalizados por un Master es decir si tu no eres canalizado no lo puedes aplicar por que no estas en concordancia con la energia universal, esto se me hace incongruente, la energia esta ahi y la puedes utilizar si tu intento es irreductible, estoy en lo cierto o es necesario aplicarse a estas normas. Por otra parte me acabas de dejar perplejo con los que mencionas de la muerte, creo que la mayoria estaba unido a esa aplicacion de la muerte como consejera y no nos habiamos fijado en lo inconveniente de tal fijación y con eso reafirmo las ultimas sensaciones que me habian digamos abrumado, pero si por ejemplo estas librando la ultima batalla sobre la tierra y tu muerte esta esperando la caida, existe la danza de poder que le mencionaba Don Juan a Castaneda; danza que debia ser representada ante la muerte antes de dar el paso a la luz.? De antemano Gracias | Respuesta
| | De: enrique | Enviado: 10/07/2003 0:28 | Estás en lo cierto, querido Eduardo: la energía efectivamente está ahí y la puedes usar si tu intento es irreductible. Sépanlo: la energía no es feudo de nadie en particular, y puede y debe ser utilizada por todos y por cualquiera. El quid del asunto es usarla de ciertas maneras y conscientemente. Así pues, la única norma que aplica para un guerrero impecable es la de usarla conscientemente, de modo tal que no menoscabe la propia ni, en la medida en que esto es posible, la de otros, y mucho menos la de sus hermanos dentro del grupo. Lo de la danza ante la muerte es el recurso digno que le queda a un guerrero que sabe reconocer que en la vida material que está a punto de terminar no le es posible dar el salto hacia la luz, y debiera ser la manera correcta de enfrentarla para cualquier ser humano en este planeta, pero sólo hasta que se presenta el momento final. Antes de eso no se debe estar pensando en ello (casi se me figura que hacerlo así sería como estar pensando, a la manera de muchos católicos, que en el último momento podremos hacer un acto final de contrición en el que se nos perdonen todos nuestros pecados). Más bien, debe hacerse con plena conciencia de que lo que está a punto de suceder es tan sólo un transitar de esta dimensión espacio temporal de materia densa a otro espacio-tiempo en el que las cosas nos aparecen como verdaderamente son, y desde el cual decidimos nuestro siguiente paso en el desarrollo de nuestra alma. Incluso, si las lecciones que libremente quisimos enfrentar a lo largo de innumerables vidas terrenas casi se han terminado, hasta podríamos decidir que en la siguiente vida sí podremos dar el salto hacia al Luz, en cuyo caso, muy probablemente se viviría una vida terrena marcada por el Espíritu y cercana a algún linaje. Eso de la muerte, pues, no tiene que ver intrínsecamente con ningún tipo de derrota, sino del fin digno de una de tantas vidas, y nada más. La calidad de la misma, por supuesto, depende de cada quien, pero mientras mayor haya sido la calidad de esa vida que está a punto de terminar, mayor la satisfacción de terminarla honrosamente. Ahora pregunto: ¿pueden pensar en una mejor calidad de vida que aquella que no le regateo nada a la vida, ni siquiera el pensamiento enfocado intensamente, y en todo momento, en la vida? Porque sí es así: ¿qué lugar puede tener el pensamiento de la muerte? Preguntado de otra manera: ¿Pueden pensar en una mejor consejera que la vida misma? Termino con una última pregunta: ¿por qué es que el nagual que pregonaba a la muerte como la mejor consejera ha muerto y fallado, mientras que un linaje que propone a la vida como la mejor consejera está floreciendo como nunca antes, y se está extendiendo a varios países? La respuesta, mis amigos, está soplando en el viento... Enrique Rojas. | | Respuesta
| | Una de las cosas que más admiré, leí y releí en los libros de Castaneda fueron las alusiones de Don Juan a la forma correcta de vivir, el modo del guerrero. A pesar de ello, nunca pude comprender el tema de "La muerte como consejera", fui incapaz de sintonizar con él. Lo que ha expuesto acerca de que un guerrero no se enfoca en la muerte, sino en la vida eterna, lo he comprendido perfectamente, y algo dentro de mi está totalmente de acuerdo con su afirmación. Otro de los temas con los que no emapatizé en absoluto fue el que hablaba de la necesidad del guerrero de borrar la historia personal. Ha supuesto un alivio para mi el hecho de que el nahual Alejandro Kowalski pudiese visitar a su familia de vez en cuando. ¿Podría usted explicar, Enrique, si un guerrero necesita borrar su historia personal, y qué implicaría realizar esta acción? Gracias | | |
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Yo tampoco le hice caso a eso de la muerte ¿no es más valiente agarrarse a la vida? La semana pasada vi una película de fellini y un reportage sobre kubrick: creo yo que fueron sinceros consigo mismo e intentaron ser "impecables" con lo que dieron su vida: el cine. Kubrick decía: "te importa, o no te importa". Es una pregunta que deberíamos hacernos a menudo. Es difícil ser sinceros con los demás, pero mucho más consigo mismo. | |
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DE LA COMUNIDAD DE CLARA: "AMIGOS DE CASTANEDA". EL AGUILA - ¿Quien lo ha leido ? La muerte, ¿tiene sentido? | Autor: P. Clemente González | ¡Cosa curiosa ésta de vivir!
Sin nuestro consentimiento, Dios nos ha puesto en esta vida y ha infundido dentro de nosotros unas ansias incontenibles de vivir eternamente. Pero sabemos que, ante la muerte, no hay escapatoria posible.
De hecho, es la única certeza que tenemos al nacer: no sabemos si nos enfermaremos, si nos casaremos, si seremos exitosos, pero sabemos a ciencia cierta y sin ninguna duda, que algún día, tarde o temprano, moriremos.
Ante cualquier sufrimiento, por muy agudo y grave que sea, podemos tener la esperanza de que desaparecerá tarde o temprano. Pero de la muerte, no la podemos evitar. Sabemos que llegará en cualquier momento a nuestras vidas o a la de nuestros seres queridos.
La muerte...
Las personas al sufrir la muerte de algún ser querido o al pensar en la propia, no permanecemos indiferentes. Cuando oímos esta palabra, algunos nos ponemos a temblar, estamos inquietos o incluso cruzamos los dedos como diciendo “que eso le toque a otro”. Otros, tomamos la muerte como algo natural, como el paso final de nuestro peregrinar en esta tierra. De la manera en que percibamos la muerte, así la enfrentaremos y la recibiremos en nuestra vida.
La podemos enfrentar con desesperación y angustia. Ésta es una primera reacción, pero no es conveniente, ni saludable, que nos encerremos en esta actitud negativa. Vale la pena hacer un esfuerzo por superar esa reacción, la vida no se detiene y necesitamos cumplir con nuestras responsabilidades porque hay personas que nos necesitan. Los muertos han alcanzado ya la vida eterna; los vivos necesitamos ganarnos esa vida eterna donde veremos a Dios.
Otra forma de enfrentar la muerte es con una actitud de inconsciencia. Tomamos esta actitud cuando no queremos hablar del asunto ni pensar en él. Nos volvemos irresponsables porque "no le tenemos miedo a la muerte" porque nunca hemos pensado en ella y entonces podemos caer en muchos vicios (alcohol, drogas, mal uso del sexo, etc.). Esta actitud nos lleva a desperdiciar el tiempo de nuestra vida y a cometer imprudencias. Se nos olvida que hemos sido creados por Dios y que a Él debemos llegar el día de nuestra muerte.
En la muerte podemos encontrar un sentido para nuestra existencia, tomando conciencia de que tenemos una sola vida aquí en la tierra y que hay que aprovecharla para poder alcanzar la vida eterna. Si tomamos cada día como si fuera el último, así lo viviremos más positivamente y realizándonos con más plenitud.
Los cristianos, debemos pensar que la muerte es un misterio de nuestra vida y, por decirlo así, es nuestra inseparable compañera de viaje, de nuestro paso por este mundo en el que Dios quiso también nacer y morir como nosotros para darnos ejemplo. Cristo con su muerte, nos enseñó a no temerla pues es el paso definitivo a la felicidad del cielo y de la compañía eterna de Dios uno y trino, de la Santísima Virgen, de los ángeles y santos del cielo. No la teme aquel que vive en la gracia y presencia de Dios, con su mirada puesta en la patria celeste antes que en este mundo que pasa y queda en nada. Solo así podremos afirmar como San Pablo "Para mí, la vida es Cristo y morir una ganancia" (Flp 1 21).
La novedad esencial de la muerte cristiana está ahí: por el Bautismo, el cristiano está ya sacramentalmente "muerto con Cristo", para vivir una vida nueva. Muerto con Cristo al pecado, a Satanás y sus obras, como decimos en la renovación de nuestras promesas bautismales en la solemne vigilia de Pascua.
Qué hermosa es desde esta perspectiva, desde la visión del que tiene fe, del que espera en la eternidad y del que ama en Cristo la realidad de la muerte, la buena muerte que nos lleva a las manos del Padre.
La muerte es una consecuencia de nuestro pecado original. No es un castigo de Dios, sino una privación de los bienes que tenían Adán y Eva antes de desobedecer a Dios Padre. Cristo quiso hacerse hombre, padecer, morir y después resucitar para alcanzarnos la salvación eterna. De esta forma, la muerte para el cristiano, aunque no deja de ser dolorosa y misteriosa, tiene un sentido positivo y se convierte en un paso de este mundo al Cielo en donde estaremos en presencia de Dios, y en donde tendremos dicha completa. Por eso, se entiende esta frase bíblica: “ Cristo ha vencido a la muerte”. ( Catecismo de la Iglesia Católica nos. 410-421, 1010-1014).
Desde que Cristo venció la muerte y nos dio nueva vida, el cristiano mira a la muerte con una gran esperanza. Esto no quita, sin embargo, que uno sufra cuando ve que nos dejan los seres que más amamos, o sienta miedo cuando vea que le llega la hora de la enfermedad y de la muerte. Pero también, en medio del dolor y del sufrimiento, el cristiano puede levantar los ojos y contemplar a Cristo, que dio su vida por nosotros, que murió a nuestro lado, que nos rescató con su Resurrección y nos espera con los brazos abiertos en la vida futura.
Cristo nos dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn 15). Por medio de la muerte nosotros llegamos a la vida. No podemos estar en el Cielo si no dejamos la vida terrena. Por lo tanto, es un paso necesario para llegar al Cielo. La muerte a todos nos puede causar tristeza. Pero no nos puede abatir. ¡Cristo es la respuesta a la vida y a la muerte! | | Respuesta
| | De: PECOS | Enviado: 13/07/2003 19:52 | Tal cosa parece que los seres humanos necesitamos como principio una doctrina pero porquè ser dogmàticos; entonces que es la libertad, mejor serìa dejar que los muertos entierren a sus muertos... | | language=Javascript> function navAway(url) { window.location.href = url; } </SCRIPT> |
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