Estimada compañera:
Me gustaría decirte por tu nombre verdadero, pero como la costumbre en los grupos de discusión es la de que los participantes adopten otras identidades, de momento no me es posible hacerlo.
Veo con gozo en mi corazón que eres de las buenas entendedoras a las que me he referido, pues te han bastado pocas palabras, pero lo mejor es que demuestras ser buena sentidora también, por el cariño hacia Sonia que reflejan tus líneas. Por mi parte, yo también agradezco que la apoyes, pues nuestra amiga común ya tiene una oportunidad verdadera para despertar a su propia realidad desde el centro de su corazón, especialmente si lleva a cabo lo que le recomendé durante nuestro segundo encuentro. De ella depende, pero mi Nerea y yo confiamos en que Sonia podrá llevar a cabo la tarea que le he sugerido.
¿Cómo puedes "servir"? De la única manera en la que se sirve a los demás: equilibrándote a ti misma por medio del amor y aceptando todas y cada una de las ayudas que tu co-razón está dispuesto(a) a aceptar. Cuando primero se sirve al señor Dios de nuestro ser, yo superior, espíritu, ser multidimensional, yo soy, o como le quieras llamar (quien a final de cuentas nos conforma en cuanto a personalidad individualizada), es cuando se puede empezar a servir a los demás. Porque no basta con ser "buscador" (ese no es más que el primer estadio del camino), sino hay que ser "encontrador". Castaneda lo refería como "ponerle el cuerpo" (y bien que sabía que, a la hora de la hora, rara es la persona que sin aspavientos o teatralidades arriesga su integridad física desde las motivaciones correctas). Cuando el camino lo empieza a exigir, el verdadero guerrero sabe qué es lo que tiene que hacer, pero no sólo desde su uso de razón, sino principalmente desde su corazón, y actua desde su voluntad, que de esa manera empieza a no ser la suya, sino la del señor Dios de nuestro ser, yo superior, espíritu, ser multidimensional, yo soy, o como le quieras llamar (quien a final de cuentas nos conforma en cuanto a personalidad individualizada)..
Eres tú misma, quien puede decirme en qué parte estás. ¿Eres buscadora? ¿Ya empezaste a ser encontradora? ¿Has empezado a descubrir la verdadera fuerza de tu ser individualizado? La respuesta, hasta este momento, sólo tú la conoces.
Mi encuentro en el señor nahual don Jorge Elías ha sido el de padre e hijo, porque además de Nerea y el Espíritu mismo, don Jorge es el único que me ha apoyado desde la totalidad de su ser en todas y cada una de las circunstancias de mi vida. De vez en cuando, y cada vez que los cambios lo favorecen, platico con él. Confieso que no deja de asombrarme la enorme consideración y confianza que me tiene, y me conmueve como pocas otras cosas el que me considere la voz de su linaje.Partiendo de nuestra primera plática, él ha estado detrás de mí siempre que lo he necesitado. En mis horas más oscuras me ha confortado desde la luz, y lo ha hecho con una serenidad, fuerza y sabiduría que me sirve de ejemplo. Gracias a él, ahora sé que la mejor manera de ayudar a los demás es con el ejemplo.Ya si ellos lo permiten, hasta se les puede ayudar a sanar o a ser mejores personas (pero eso depende de la confianza que cada quien nos tenga).
La página está en construcción todavía, a pesar de que el webmaster tiene suficiente material grabado por Nerea y por mí para darlo a conocer exclusivamente por medio de la página, cuando haya sido transcrito y revisado. También hay algunas entrevistas para diferentes estaciones de radio que realicé durante el año 2000 que podrían utilizarse, inclusive la única en la que Nerea misma ha participado. Como sea, espero que si el editor acuerda publicar la segunda parte de Nerea que ya le he entregado, le podamos dedicar más tiempo al sitio para irlo terminando (http:www.nerea.info).
Ciertamente los ojos son la ventana del alma, pero son nuestros actos los que verdaderamente nos dan a conocer.
Con cariño y respeto:
Enrique Rojas.