Querida María:

 

Me conmueve tu carta, porque en determinado momento de mi propio desarrollo me encontré en situaciones parecidas a las que describes. Lo que veo es que tu pareces ser una vida vieja, entendiendo por esto que ya has encarnado muchas veces en esta Tierra, de ahí que recapitules de manera espontánea. Lo que te pasó es tan afortunado, que a partir de ese sólo hecho has empezado a recibir la información que tu plan de vida requiere.

 

No debes tenerle miedo a nada, y menos a todo aquello que guarda tu alma y que está pugnando por manifestarse. Los libros, efectivamente, han sido una ayuda ofrecida, tanto como una respuesta aceptada. Asimismo, me da gusto que practiques Tai Chi, pues indica que nunca te serán necesarios otro tipo de ejercicios "patentados" y tramposos, que definitivamente no son lo que pretenden.

 

El que no te sientas totalmente integrada con algún grupo indica que tú misma eres tu propia maestra y que te empiezas a dar cuenta de ello (la verdad es que todos nosotros somos nuestros propios maestros, pero en determinadas etapas de nuestras vidas le permitimos a otros fungir como guías, porque así lo acordamos con ellos). En tales condiciones, nunca sigas el camino de otros nada más porque ellos lo siguen. Si algo no vibra en tu corazón de la manera correcta, significa que no es para ti. A ellos bendícelos y permíteles que sigan en su camino, que si lo vibran en sus corazones están haciendo lo que deben hacer.

 

Lo del miedo fascinado que te abraza surge por tu formación provinciana que choca con la libertad que manifiesta tu espíritu, por lo que te recomiendo algo que también le recomendé a Sonia la última vez que nos encontramos: elige la mayor de tus emociones y sumérgete en ella, haciendo de lado todo lo demás, hasta aceptar la lección que te trae. Aceptada ésta, agradécele su ayuda y déjala ir... déjate ir.

 

Lo del la luz manifiesta, independientemente de los ojos abiertos o cerrados, es prueba de que tu ser de luz está pugnando por manifestarse.

 

Por otra parte, te recomiendo que tengas mucho cuidado con asumirte de cualquier forma tipificada que castre, pues al hacerlo asumes sus limitantes. Y no mi querida María, para mí no eres ningúna especie de "pedo". Ahora que, si de alguna manera quieres asumirte, yo te recomiendo que te asumas como un ser de luz encarnado que libremente ha elegido y aceptado pasar por las experiencias que esta vida material le depara a su alma para descubrir desde la materia que, verdaderamente, y en sí misma, es el espíritu que juega a ser otro con los "otros", hasta descubrir juntos la verdadera naturaleza de su ser unificado. Conseguido esto, es cuestión de ejemplificar para nuestros hermanos la maravilla del auto-conocimiento. De esta forma, la tarea estará cumplida.

 

Si no te puedes concentrar como debieras es porque siempre estás tratando de ser algo más, de llegar a otro punto en tu desarrollo, de conocer de otra manera. María, date cuenta, todos somos ya seres perfectos en nuestro origen, de modo que no se trata de llegar a otro punto de desarrollo. Así nos parece, porque ese es el juego que estamos jugando, pero si lo ves a fondo y como es, te darás cuenta que todo parte de tu centro, y que tu centro ya contiene todo lo que deseas o aspiras a ser. Permite, pues. que tu ser superior se manifieste de todas las maneras que espontáneamente elige, sin por ello caer en conflicto. Encuéntrate en todo y en todos, sin juzgar, con infinita paciencia, y sobre todo con amor. Desprotegida no estás, de modo que ¡ánimo! Mira toda la sabiduría que trae tu ser, que hasta tu cuerpo sabe acomodarse en determinadas posiciones de manera espontánea y en las ocasiones pertinentes. A mí me pasó igual, y me sigue pasando, porque yo también soy una vida muy vieja.

 

Que no te apene nada de lo que nos cuentas, querida María, porque todos necesitamos un cariñito en determinado momento de nuestras vidas. Yo, al menos, confío en que permitirás que se manifieste la verdad que llevas en tu pecho y que dejarás salir a la bruja que ama a la Tierra y que llevas dentro. Cuando ello suceda, la gloria de tu ser unificado empezará a manifestarse.

 

Con profundo respeto:

 

Enrique Rojas.