Querida Sonia:

 

Los seres humanos con configuración energética de nahual efectivamente nacen, y, en ese sentido, no se hacen. Los cambios en nuestro campo luminoso se pueden efectuar, sí, pero sólo por medio de una especie de reacomodo del tipo de los que Castaneda describió correctamente en sus libros (hay otras técnicas, pero cualquiera de ellas, a final de cuentas, exige una "vuelta de calcetín" y una sacudida que nos deja sin las antiguas "certezas" con las que nos desenvolvíamos en el mundo hasta el momento de la involución que pretende el auto-encuentro.

 

Asimismo, las orientaciones cardinales (como ser del Norte o de cualquier otra dirección) pueden ser cambiadas, efectivamente. Un caso muy cercano es el de mi Nerea, que sufrió un cambió en su orientación y disposición energética a partir de que el nahual Kowalski llevó a cabo una ceremonia con ella que describo en el segundo de mis libros (aún inédito, pero ya encaminado a su publicación). Sin embargo, el cambio de orientación es una labor titánica que es extremadamente difícil de realizar por sí mismo, a menos que se ya se sea todo un señor o señora nahual y/o se cuente con la intervención de un nahual o nahuala. Para que tú lo pudieras realizar, por ejemplo, sería necesario que cambiaras radicalmente todos y cada uno de tus pensamientos, liberaras completamente todos y cada uno de tus sentimientos, cambiaras todos y cada uno de tus actos y adoptaras otro tipo de disposiciones de tu ser en el mundo (incluyendo tu deseo a enfermarte y tu afinidad con la muerte).

 

El cambio de dirección es, pues, posible, pero, según yo lo veo, sólo sería conveniente y necesario en casos de extrema necesidad, y siempre dentro del contexto de un grupo de verdaderos guerreros que son guiador por un hombre y una mujer nahual ya hechos y derechos. De otra manera, no hay por qué hacerlo, toda vez que nosotros mismos escogimos venir al mundo con la configuración que de nacimiento ya tenemos, pues se trata de experimentar las condiciones específicas de esa manera de ser.

 

Castaneda tenía razón al referir que nuestro comando individual se puede unir al comando del "Águila", pero yo voy más allá cuando llamo tu atención sobre el hecho de que, con base en el libre albedrío que cada uno de nosotros poseemos, forzamos siempre el comando del creador cuando somos como escogimos ser (nos demos cuenta de ello o no). El reto del ser humano autoconsciente reside en dejar de ser de manera conflictiva con el Universo para adoptar el propósito universal, toda vez que, de esa manera y en esa medida, se adopta el comando del Águila y no viceversa, desde nuestra posición y configuración específica.

 

En otras palabras: cuando se es uno mismo y sólo uno mismo por encima de todo y de todos se experimenta una posición muy particular y autoescogida que está permitida, pese a ser limitante y sufriente (tal es la base de la alienación); pero cuando se es uno con el Ser, no sólo se sirve al propósito universal con humildad y valentía, sino que nos transformamos en lo mejor que podemos ser en el mundo material desde nuestra posición particular, potenciándola de manera inconmesurable (que tal es lo que, a final de cuentas, busca experimentar el Espíritu).

 

Con cariño y respeto.

 

Enrique Rojas.