Querido Antonio:
Lo de borrar la historia personal es uno de los temas más apasionantes que se pueden abordar, en tratando lo relativo a la dinámica interna de los grupos.
En primer lugar, vale volver a decir que todo en el camino de un guerrero se mueve por etapas. No perdamos de vista esto, porque explica que cualquier avance se debe dar en pasos sucesivos, y según el guerrero lo va requiriendo.
Asimismo, conviene tomar en cuenta las circunstancias en las que los linajes, y en particular los grupos, se han tenido que desarrollar a lo largo de casi cinco siglos que han sobrevivido, porque si ya de por sí es difícil encontrar personas marcadas con poca importancia personal (y de esto se pueden dar cuenta ustedes mismos por la continua energía ególica que en ciertas discusiones se llega a percibir), más difícil es encontrar personas desapegadas que, si bien circunstancialmente, pongan en último lugar de importancia sus respectivos apegos, afectos y lealtades, a cambio de entrarle en serio y con el cuerpo al trabajo de los guerreros auténticos.
El nahual y cada uno de los guerreros ya experimentados, saben perfectamente que a cada nuevo guerrero lo tienen que tratar de la manera en la que ven que va a reaccionar, porque hay querreros que no reaccionan sino hasta que se les da un golpe de frente y con toda la fuerza (ejemplos de esto abundan en mi libro, en los de Castaneda y en las páginas de este foro, por si lo dudan). Como, además, lo que hacen y dicen se lleva a cabo ante los ojos del grupo, nunca faltará otro guerrero nuevo que brinque y rezongue ante la manera particular en que el que guía hace las cosas (mucho más si lo liga con el otro(a) una relación de amistad previa a la entrada al grupo. Eso, precisamente, sucedió en el caso de tres nuevas guerreras del grupo del heredero de don Jorge Elías, de ahí que lo mencione).
Por supuesto que esto es sabido de antemano por el nahual y sus guerreros experimentados, y raro sería que no se diera, por las razones que doy hacia el final del párrafo anterior, por lo que no toman en cuenta las protestas del discrepante, al menos de la manera en la que a éste le gustaría que lo consideraran (y es que son como niños chiquitos a los que les gusta manotear y decir en voz alta: "¡Ya ves, te lo dije, te lo dije"!)..
Así las cosas, lo de abordar la historia personal se vuelve un asunto de primerísima importancia durante las primeras etapas de formación de cada uno de los nuevos guerreros, habida cuenta que es precisamente por nuestra historia personal que tendemos a reaccionar ególicamente.
¿Qué hacer, pues, para que los nuevos guerreros de nuestros tiempos, tan llenos de independencia de criterio, formación académica, internet, televisión, equipos de sonido, libros, pláticas de café, experiencias esotéricas y cine a pasto, le empiecen a entrar de lleno a una dinámica de relaciones en las que el ego queda en último lugar? En su gran sabiduría, los señores viejos se dieron cuenta que una manera muy efectiva para empezar a conseguir la impecabilidad es exigirle a los nuevos guerreros de un grupo que rompan con su historia personal; que dejen atrás el medio ambiente que los conformó. Es muy sabio eso, pues se trata de que empiecen a trabajar con su propia personalidad ególica, resultado de todo lo vivido en circunstancias que poco o nada tienen que ver con la impecabilidad..
Por supuesto que cuanto he dicho en este envío al foro, ni siquiera tendría por qué aplicarse si el nuevo guerrero es una persona sencilla y sin el menor rastro de importancia personal. Es sólo con los nuevos guerreros, quenes están acostumbrados a que se les cumplan sus caprichos, a gobernar a otros, a discutir con la racionalidad por delante, a ser medidos por la labia, o a que nadie los enfrente, con quienes se suele aplicar la cuestion aquella de terminar con la historia personal y renunciar a todo. Un ejemplo muy cercano lo encuentro en el hecho de que al señor nahual don Jorge Elías, cuando nada más era un prominente abogado de la ciudad de México, se le dijo que si quería tener la posibilidad de conocer a la hija que ni siquiera sabía que había procreado (Nerea), tendría que pasar a formar parte de un grupo y un linaje, y que debería renunciar a todo, absolutamente a TODO, en tan sólo tres días, para nunca más mirar atrás.
Entendamos que si don Jorge hubiera sido un humilde y sencillo indígena de la sierra, al que lo mismo le daba dormir bajo las ramas de un árbol o debajo de un techo de lámina, nada de ese tipo de renunciamiento tan brutal hubiera sido necesario. Sin embargo, el nahual que le tocó a don Jorge tuvo sus razones, que nadie más que él en ese momento podía comprender, para actuar como lo hizo. Es como lo escribió Sonia, con la dosis de intuición que la salva: "por algo será". Y efectivamente: ¡por algo es! Y es que un nahual o un guerrero impecable no se anda con miramientos cuando debe actuar con fuerza y directamente, porque sólo así se puede conseguir el avance que se necesita y se busca, dentro de la comunidad.
Así pues, cuando al cabo de un trabajo de años o meses, el nahual y los guerreros experimentados consiguen que el nuevo guerrero rompa con su historia personal, al punto que su ego falso se ha hecho añicos, entonces, y sólo entonces, deja de ser importante, y hasta necesario, que se mantenga en todo momento y circunstancia alejado de las personas y los lugares que en otro momento de su vida terrenal le resultaron en apegos y en la conformación de su personalidad ególica (y que, por supuesto, le resultaron en las tremendas ligas energéticas que tejen su red en los cuerpos energéticos). Y es que las ligas energéticas tejidas al interior del grupo son tan lúcidas, que otorgan libertad, en vez de atar.
Es por eso que el nahual Kowalski podía visitar a su familia, si así se requería. Tal era su grado de impecabilidad. Es por eso que a Nerea y a mí se nos permite estar en la ciudad de México, y, particularmente a mí, regresar a la radio, tras dos años en los que rompí con todo y con todos. Es por eso que, si así me nace a mí del corazón, se me permite escribir líneas como esás en este foro, para beneficio de quien tenga ojos para leer.
Entendamos pues, de qué se trata el asunto: ¡todo es cuestión, en todo momento, lugar y circunstancia, de entrarle con el cuerpo al trabajo intenso, al desapego y a la entrega a los propósitos más altos del grupo y el linaje!... o de nuestras vidas mundanas, que para el caso es lo mismo.
En alguna ocasión una de las mujeres del nahual Kowalski me escribió unas líneas que ahora pongo a la consideración de todos ustedes, por cuanto les puedan hacer de luz, como en su momento me sucedió a mí: "El nahual Elías decía que uno saca su fuerza de la realidad más profunda que conoce".
Ahora, queridos hermanos, yo les pregunto a todos y a cada uno de ustedes: ¿Cuál es la realidad más profunda que conocen?
Cualquiera que sea la respuesta, les recomiendo que extraigan de ella la fuerza que necesitan para dar siempre el siguiente paso, hasta terminar de un golpe y porrazo con los juegos decadentes de la personalidad ególica, que a veces se nos escapa por los poros y las teclas.
Con el corazón por delante:
Enrique Rojas.