Querido Antonio:
Nerea y yo ya conocemos un caso perfectamente comprobado por el mismo don Jorge Elías de que un alma no sólo se puede perder, sino que puede ser "desmembrada" en sus partes constitutivas hasta desaparecer de la creación.
Lo de que las almas se pueden perder lo sabemos de cierto porque tiempo atrás, mientras una persona a la que tratamos por breve lapso "limpiaba" a Nerea, sucedió algo que puede ilustrar una parte de tu pregunta.
Pasó que mientras Nerea estaba recostada y en trance empezó a hablar en nahuatl antiguo, y con una impostación muy diferente a la suya, si bien femenina. Al paso de los días nos enteramos que, como Nerea no tenía nada que "limpiar" y siempre está plena de amor, se abrió espontáneamente a la posibilidad de que alguna alma "sucia" pudiera recibir el beneficio de la "limpia" (fue precisamente un alma de este tipo la que habló a través de Nerea).
Una de esas noches, el alma de mujer que había entrado en el cuerpo de Nerea para recibir el beneficio de la limpia se le presentó en sueños para agradecerle y para contarle su historia:
Según su relato, en los siglos previos a la llegada de los conquistadores españoles a mesoamérica fungía como ayudante de un pseudo brujo-chamán, quien decía sanar a sus pacientes, cuando en realidad no manejaba ninguna fuerza curativa. Esta mujer no lo sabía, y creía que su maestro era un brujo-chamán auténtico, con el que compartió durante muchos años, hasta que en cierta ocasión, y mientras su maestro trataba de sanar a una persona, un verdadero brujo-chamán que se manifestaba por medio del "otro", vio que el tipo era un fraude. Decidido a aplicar el castigo que correspondía, tomó la vida de maestro y alumna, decretando que el alma de ella vagaría perdida y sin posibilidad de reencarnar hasta que encontrara una luz muy fuerte que le permitiera entrar en ella para recibir la sanación que la liberara del decreto, ya que sólo de esa manera podría volver a encarnar para seguir su camino ascendente a lo largo de las vidas que le correspondían y que quedaban pendientes en esta Tierra.
Como te puedes dar cuenta, al cabo de siglos de vagar en busca de la oportunidad de que una luz muy grande le permitiera entrar en ella, el alma de esta mujer vio a Nerea cuando estaba siendo limpiada, así como la manera en la que se abría, por lo que aprovechó su oportunidad de redimir el decreto que le impedía reencarnar.
En alguna otra ocasión, mientras Nerea y yo paseábamos por el centro de Coyoacán, en la ciudad de México, notamos que un alma perdida quería entrar en mí, pero naturalmente que se lo impedimos. Días después, un ser de luz del linaje de don Jorge nos contó que se trataba de dos almas de hombres que decenas de años atrás se habían liado en un combate con cuchillos en aquella esquina, hasta que ambos perdieron la vida. El problema con esas dos almas es que conservan incólume el odio que las llevó a enfrentarse y no van a poder reencarnar sino hasta que lo dejen ir. Es como decir que ellos mismos se han condenado a no dar el siguiente paso que es necesario para que siga adelante el plan de vidas sucesivas que originalmente se trazaron sus almas.
Estos son tan sólo tres casos (el del alma "desmembrada", el de la ayudante del pseudo brujo chamán, y el de los duelistas de Coyoacán) de los varios que hemos conocido directamente Nerea y yo, y que a ella y a mí nos sirven para conocer que las almas no sólo pueden perderse por distintas razones, sino que hasta pueden ser completamente eliminadas como tales de la creación, si la falta cometida va en contra del plan universal mismo y no se manifiesta el menor asomo de la humildad requerida para reconocer los errores cometidos.
Con mucho gusto le transmito tus saludos a Nerea.
Enrique Rojas.