Querido Sergio:
El doble (o el "otro", como lo llaman en el linaje del nahual don Jorge Elías) es, básicamente, la primera manifestación experiencial de que, efectivamente, estamos constituidos de una variedad de cuerpos-vehículos de nuestra conciencia de ser, y de que podemos desenvolvernos en todos y cada uno de ellos.
Cuando se llega al punto en el que potenciamos por nuestra cuenta nuestras capacidades y las unimos al "otro", aunque no de manera definitiva, bien podemos conseguir la ubicuidad, que es una de las facultades de nuestro ser superior (recuerda que en la tradición católica se habla de que Dios está presente en todo y en todos, y es literalmente cierto), pero todavía nos faltaría andar buen trecho del camino para reunir los diferentes niveles corporales que nos conforman.
El "otro", pues, no es más que una etapa del camino, importante, sí, en tanto representa la primera manifestación clara y fuerte de que efectivamente somos mutidimensionales y de que podemos actuar y percibir mientras estamos encarnados en diferentes cuerpos, pero no es, en sí mismo y por sí mismo, la meta final a alcanzar.
El tipo de conciencia del "otro" depende del tipo de conciencia que vayamos logrando unificar por medio de nuestro trabajo interno. Por ello es que en otro correo de hace días recomendé tratarlo como tratamos a nuestro cuerpo físico, pues si bien es cierto que las facultades del "otro" para desplazarse, percibir y actuar tienen otras características que son muy de él, básicamente somos nosotros con nuestra voluntad y manera de concebirnos en este planeta los que lo movemos y manifestamos de acuerdo a esa manera de concebirnos.
Por eso mismo es que en todo momento deberíamos concebirnos como ilimitados, aun cuando no logremos despegar al "otro" o ni siquiera lo intentemos.
Conviene hacerlo, asimismo, mientras nos desenvolvemos en el estado de vigilia y por medio del cuerpo físico, ya que ésta es una especie muy particular de encuentro que llama a nuestra multidimensionalidad y, eventualmente (mientras mayor armonía se consiga), le permite manifiestarse.
Lo de la educación del "otro" tiene que ver con las facultades que le son propias y que nuestro cuerpo físico manifiesta de otras maneras, o viceversa. El problema principal con el que nos topamos tiene que ver con nuestras expectativas relativas a lo que el "otro" debiera hacer, y no tanto con experimentarlo de acuerdo a sus propias posibilidades. En esto, pues, también debe entrar en juego un trabajo de armonía, del tipo que se lleva a cabo con respecto a las disposiciones naturales de cada uno, al que me referí en otro correo de esta misma discusión. Por eso, también, es que recomiendo empezar a tratarlo como tratamos a nuestro cuerpo físico y terminar de ser en él, para, en su debido momento, permitirle tomar las riendas a modo que manifieste sin traba alguna todo aquello que, en tanto vehículo de la conciencia de ser individualizada, le es propio.
El "otro", efectivamente, empieza a moverse por el plano astral, que es el más bajo de nuestros cuerpos sutiles, pero puede ascender de nivel si trabajamos dedicadamente sobre la manifestación de nuestros cuerpos mental, emotivo y voluntarioso, entre otros. Es por eso que digo que es tan sólo una etapa en el camino hacia la totalidad de nuestro ser, y no debieran deslumbrarnos sus capacidades, que si bien son superiores a las de nuestros cinco sentidos físicos, son insignificantes al compararlas con las facultades de nuestros cuerpos superiores.
Efectivamente, puede llegar a haber dos partes de nuestra conciencia que se manifiestan en dos cuerpos diferentes a la vez (la ubicuidad de la que ya hablé), pero también puede haber más de dos cuerpos manifiestos de manera simultánea. Uno de los nahuales del linaje de don Jorge Elías, por ejemplo, conseguía ubicarse en tres sitios diferentes a la vez, si las circunstancias así lo requerían.
Por otra parte, recuerda que esto de los distintos cuerpos es así mientras no recuperemos la totalidad de nosotros mismos, puesto que al recuperarla existimos en un solo cuerpo de luz que posee todas las cualidades de los demás cuerpos que se ha logrado integrar.
El tema es muy amplio, como ya se ha visto, y de él podríamos decir más cosas en futuras comunicaciones, sin embargo, por el momento no es conveniente meterse demasiado en enredos explicatorios que, según la disposición de cada quien, pudieran interferir con la espontaneidad que tan bien caracteriza al "otro".
Hasta la próxima:
Enrique Rojas.