Querida Sonia:
Veo que no has puesto la debida atención a otras respuestas que he publicado, por lo que insistes en preguntas ya respondidas. De cualquier manera, para tu beneficio, y por última vez, recapitularé el asunto que planteas.
En primer lugar, habría que entender que todos somos seres de luz encarnados, quienes líbremente decidimos responder el llamado de los seres de luz superiores y del Espíritu mismo a modo de experimentar las profundidades de la materia más densa, para, desde ella, conocernos como lo que realmente somos, a pesar de haberlo olvidado (lo cual también escogimos y aceptamos), y para que el Espíritu se conociera a sí mismo desde este nivel, a través de nosotros. De eso se trataba y eso es lo que estamos llevando a cabo. Nadie nos obligó a ello, absolutamente nadie. Es por esto que ya antes dije que el problema con muchas personas es que no saben valorar debidamente esta vida como la oportunidad que nos da el Espíritu para demostrar quiénes realmente somos, desde la materia más densa, que representa el nivel de vibración y conciencia más bajo. Este, dicho sea de paso, es un logro supremo, y así es visto y considerado por los seres de luz y por el Espíritu mismo, por lo que todos ellos honran a quienes optamos por enfrentar el reto.
Quien no valora la vida de esta manera lo hace por ignorancia o por falta de impecabilidad. Es por ello que para este tipo de personas, la muerte bien puede representar una especie de alivio a los sufrimientos de cualquier tipo que se padecen en esta Tierra, y hasta en buena consejera se puede convertir. Allá ellos, pues tendrán que encarnar tantas veces como sea necesario hasta que empiecen a valorar la vida de manera impecable, dejando de lado el papel de víctimas, o de personas que no han aprendido a valorar el don más preciado que tienen.
Lo peor es que son personas que no conocen todavía el poder que tienen sus pensamientos para atraer el tipo de realidad en la que se enfocan. Enfócate en la vida y vida tendrás. Enfócate en la salud y salud tendrás. Enfócate en la abundancia y abundancia tendrás. Enfócate en el conocimiento y conocimiento tendrás. Enfócate en el amor y amor tendrás. Enfócate en la impecabilidad e impecabilidad tendrás. Enfócate en triunfar y triunfarás.
En cambio, enfócate en la muerte y muerte tendrás. Enfócate en la enfermedad y enfermedad tendrás. Enfócate en la carencia y carencia tendrás. Enfócate en la ignorancia e ignorancia tendrás. Enfócate en el miedo y miedo tendrás. Enfócate en el ego y desequilibrios tendrás. Enfócate en cualquier cosa que malgaste tu energía (berrinches, ira, envidia, celos, racionalidad desbocada, importancia personal, autoritarismo, etc. etc. etc.) y serás derrotada.
Por otra parte, el tipo de desplantes que acostumbra el ego para compadecerse a sí mismo, aparte de gastar energía a lo bestia, lo único que consiguen ante los ojos de las personas impecables y responsables de sus propios actos es alejarlas. No tardan mucho este tipo de personas que sólo se consideran a sí mismas en verse acompañadas de personas similares, todas ellas compadeciéndose mutuamente de sus desgracias que, según ellas, nunca pidieron, y desperdiciando una energía que no está siendo empleada para enfrentar el reto que libremente aceptamos tomar: el que verdaderamente nos ennoblece ante los ojos del Espíritu, ante nuestros hermanos en la Luz y ante nuestro Ser Superior (son personas que nada más quieren llamar la atención sobre sí mismas, repito).
¿Por qué es tan difícil?, preguntas. Sencillo: porque no estás haciendo lo que ya te dije que hicieras.
Enrique Rojas.