Querida Iris:
Las almas afines tienden a encarnar en condiciones tales que les permitan relacionarse de muy diversas maneras, de modo que a final de cuentas terminen comprendiendo que la expresión amorosa no debe limitarse a una sóla alma (la más afín de todas), sino al todo y a todas. Es así que a lo largo de nuestras vidas en la carne no sólo existe una relación amorosa con una alma especialmente afín, sino que la tendencia general es a que aparezcan muchas relaciones amorosa con otras almas, afines o no. Nunca es tarde para sentir y expresar el amor, de modo que ello no debería preocuparte. Además, el plan de ciertas vidas puede incluir la posibilidad de que la persona indicada pudiera haber llegado tarde, pues el desapego es parte fundamental de las lecciones que tomamos en esta escuela llamada "Planeta Tierra de la tercera dimensión".
La oportunidad de recuperar la relación amorosa con algún alma en particular pudiera, efectivamente, darse hasta otra encarnación, pero sucede que antes de encarnarla se acuerda la manera de hacerlo, así como la conviencia de recuperarla.
La resignación implica el ajuste impuesto de emociones negativas, por lo que de ninguna manera es recomendable. Además, toma en cuenta que no se trata de resignarse, sino de alcanzar la sabiduría necesaria para reconocer los ciclos de conocimiento y experiencia por los que hemos acordado pasar, así como la ayuda que nos brindan las almas que temporalmente se nos píerden de vista, o la que nosotros mismos le brindamos a ellas.
La soledad, por su parte, es un sentimiento que nos brota cuando todavía no hemos comprendido que en realidad nunca estamos solos, ni podemos estarlo. El camino, pues, aprendemos a recorrerlo con los seres de luz que nos guardan y acompañan, pero también, y por encima de todo, con el Creador que nos conforma, así como con la totalidad de su creación: los universos mismos.
En tales condiciones, luchar por sostener la presencia física de una persona querida es válido sólo hasta determinado punto, en el que las lecciones nos indican la importancia de aprender a dejar ir. Y es que, efectivamente, cuando el verdadero final llegue, sabrás reconocer con la totalidad de tu ser que todo estará bien... y en su sitio.
Si dices que nunca has creído en dejar las cosas al destino supongo que se debe a que tu concepto de destino es bastante imperfecto, y a que, de alguna forma y medida, lo remites a una imposición que llega de fuera, cuando en realidad se trata de una colaboración desde adentro.
La diferencia entre luchar por lo que aparentemente es lo más correcto y luchar por lo que se cree, es tan sólo aparente, pues en el fondo se trata de una lucha entre niveles de comprensión que se remiten a la opinión, más no al conocimiento.
Recuerda esto que ahora escribo para ti: creer, no es conocer, como tampoco es saber, de ahí la expresión de confictividad que motiva tu consulta. Termino diciendo que precisamente por ello es que una de las aspiraciones más nobles del ser humano es aquella que, de una u otra manera, nos impulsa a convertirnos en hombres y mujeres de conocimiento.
Espero te sirva:
Enrique Rojas.