Ja, ja, ja...
Querido Antonio, eso que me cuentas de tu amiga ecuatoriana que invocó a don Jorge Elías y recibió clara y fuerte respuesta me dio mucha risa, porque debo decirte que no es la primera vez que alguien que invoca a don Jorge recibe su respuesta de poder. En todo caso, dile a tu amiga que don Jorge nada más quiso darle una pruebita de su poder para "calarla" y ver cómo reaccionaba.
Evidentemente, ella se desconcertó y le dio miedo... y yo casi estoy viendo a don Jorge muerto de risa al atestiguar la reacción de esa muchacha. Pero nada se ha perdido. En todo caso, dile que siempre debemos tener mucho cuidado con lo que deseamos, porque se nos puede hacer realidad.
A propósito te platico que yo mismo me he hartado de ver la manera en la que algunas personas que nos van tratando, sin que nosotros les ofrezcamos compromiso alguno, están muy sácale punta a eso de entrarle a algún grupo o a tener que ver con nahuales y guerreros, pero a la hora de la verdad nada más se les arruga el cuero y todo lo arrugable (especialmente la parte en la que nos hace remolino el cutis).
Te doy un ejemplo que a Nerea y a mí nos ocurrió este mismo año: sucedió que un tipo que leyó mi libro quiso ir conmigo al desierto. Para empezar, yo le advertí tres veces que si lo hacía se tenía que aguantar. Las tres veces, y enfrente de sus amigos, dijo que sí se aguantaba, pero conforme pasaba los días se notó que se la penso más de tres veces, porque a la mera hora inventó una historia jaladísima de los pelos (pero que él suponía extremadamente coherente y racional) para no perder la cara y para explicar por qué siempre no iba a ir al desierto. Por supuesto que ni Nerea y yo nos tragamos una sola de sus palabras explicatorias, pero nada le dijimos, porque queriamos ver cómo seguía reaccionando. Días después, el mismo don Jorge me confirmó que ese muchacho era un cobarde y que su miedo mayor era a que yo lo hiciera ver en ridículo ante sus amigos, quienes también iban a ir para acompañarlo.
Más aún, aquí mismo, en este foro ya hemos visto un caso de una persona que primero sí calificaba a todos y a ella misma de guerreros. A la vista de cualquiera, siempre estaba muy dispuesta a la impecabilidad, a hacer el esfuerzo y a prometer y prometer que llevaría a cabo todo lo que yo le sugería para ganar en equilibrio. Por si fuera poco, todo lo agradecía... ¡y a la mera hora, cuando sus máscaras empezaron a caer, hasta pestes gratuitas me echaba! No, si como dice el dicho mexicano: el miedo (y hasta la envidia) no anda en burro.
Este tema que ahora sale es muy especial, puesto que ilustra la manera en la que algunos lectores primero se animan y hasta se deslumbran con los principios del camino del guerrero. Después desean conocer a algún nahual y/o guerrero, y hasta prometen hacer ciegamente lo que se les pida, pero cuando tienen la fortuna de que se les dé la oportunidad de entrar en contacto con los hombres y mujeres de conocimiento (y sin perdirles nada a cambio, que conste) es cuando a las primeras de cambio muestran de qué pasta están verdaderamente hechos.
Dile, pues, a tu amiga que analice en serio y con toda la calma del mundo lo que fue sintiendo conforme don Jorge le hacía sentir su presencia y poder, porque de esa recapitulación pueden salir definiciones que la ayuden mucho a dar el siguiente paso, el que verdaderamente está a su alcance.
Luego me platicas... Ah, y mándale un saludo de mi parte.
Ahora bien, lo de las respuestas a campanazos que ya te están dando marcha estupendamente, pues indica que ya hiciste contacto y que estás empezando a recibir respuestas, tanto como guía interna. Sigue los consejos que los seres de luz te van dando en sueños y de muchas otras maneras y verás qué bien te va.
Te felicito ampliamente.
Enrique Rojas.