Querido Albert:
Hay ciertas circunstancias en el desarrollo de un guerrero desde las que se vuelve necesario el recurrir a la ayuda de las plantitas de poder. Sucede, asimismo, que mientras mayor es la impecabilidad del guerrero, menor es la cantidad a ingerir, y hasta puede suceder que la ingesta sea, además de mínima, meramente simbolica.
Un caso para ejemplificar lo encuentro cuando don Jorge le dio a su hija una prueba de mescalito, pues debido a lo escaso del tiempo del que ambos disponían, necesitaba que ella estuviera en un estado de conciencia tal que ocho personas a la vez le pudieran contar sus respectivas historias a modo de que posteriormente me las contara a mí para que yo pudiera escribir el primer libro.
Se trata, pues, de situaciones muy específicas y que tienen que ver con una tarea, una ceremonia de poder, una sanación, una intervención y/o intermediación, un augurio, la búsqueda de un conocimiento o con el desarrollo del grupo y/o de un guerrero en particular.
En ciertas partes del volumen dos especifico varias de estas ingestas y sus respectivos propósitos, de modo que la continuación de la historia también servirá para abundar en el tema.
Por ende, para los guerreros del linaje de don Jorge está absolutamente prohibido el uso exclusivamente lúdico de todas y cada una de las plantitas de poder. Yo lo llamo psiconautismo y desde mi experiencia te puedo decir que no suele atraer las mejores consecuencias, habida cuenta de que por pretender exclusivamente la recreación lúdica se lleva a cabo sin el debido respeto para las plantitas queridas.
Ah, por cierto, ahora que recuerdo, permite que te diga por este medio que las personas de las que te hablé en un correo personal (ambas sanadoras e iniciadas en varios aspectos del conocimiento antiguo y manejando un centro ritual y rural con la guía de los abuelos antiguos) me dijeron que sin duda podrían ayudarte a conseguir un sitio como el que requieres en el estado de Morelos, hacia el sur de la ciudad de México. De modo que la cosa pinta bien por ese lado.
Saludos:
Enrique Rojas.