Querido Albert:
En una era en la que la humanidad transitaba cósmicamente a todo lo largo del medio círculo de oscuridad de su recorrido galáctico (que tiene una duración poco mayor a los 25 mil años), y mientras procuraba valerse de todas aquellas energías que pudieran potenciar tanto su ap-ego como su desap-ego para con el ego que a-podera, quizá pudiera entenderse el que se recurriera a los sacrificios y a los sufrimientos, no sólo animales, sino humanimales.
Afortunadamente, el inicio del nuevo periplo galáctico deja sin justificar cualquier recurso al sufrimiento, provocado intencionalmente por las criaturas autoconscientes que poblamos esta bendita Tierra.
Efectivamente, en una era en la que todas las energías superiores nos son permitidas (mientras nos permitamos reconocerlas), no se vale más el sacrificio sangriento que intente apropiarse de todo aquello que no trabajamos para manifestar por medio de nuestra voluntad corazonada puesta en acto.
La nueva ética, pues, es la única ética que verdaderamente redime, y no aquella que la humanidad proclamó en su pretendida horfandad del Ser, cuando la ignorancia obnubilaba la radiantez de la vida.
Enrique Rojas.