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| | From: EL AGUILA (Original Message) | Sent: 7/7/2003 8:51 AM |
Hermanos:
Ayer por la tarde dediqué un buen rato buscando piedritas. Necesitaba encontrar cuatro pulidas, pequeñas y alargadas piedras de río. Quería probar lo que comenta CC en El Arte de Ensoñar acerca de lo que el Emisario de Ensueños le recomendó en una ocasión para entrar en Silencio y mejorar su Atención de Ensueño [Seguramente ya saben de qué se trata, así que no lo repetiré para no aburrirlos].
Buscaba cuatro piedritas especiales que se adaptaran a la medida de mis dedos centrales de las manos (del nacimiento en la palma a la tercera articulación), pero por más que busqué, solo encontré tres. Las metí en mi pequeña y plana bolsa negra que casi siempre llevo conmigo colgada del hombro y luego se me olvidó por completo aquel evento en las siguentes horas.
Estaba ya acomodado en la hamaca, disponiéndome a dormir, cuando me vino el recuerdo de las piedritas, así que me levanté y fui por ellas. Decidí únicamente utilizar dos, en una sola mano, para ver qué sucedía.
Me estaba preguntando por qué las habría olvidado tan completamente en tan poco tiempo y con qué mano sería mejor empezar a experimentar. Finalmente dejé de lado el asunto del olvido y me decidí por sostener ambas piedritas con dos dedos de la mano derecha apretádolas sobre el sitio en que se une con la palma cada uno de ellos.
Así, sosteniéndolas firme, pero suavemente, cerré los ojos y me dispuse a dormir; llamando al silencio para entrar -planeaba yo- directo y sin escalas al ensueño.
Al principio nada sucedió y me costaba un poco conciliar el sueño. Después de algo así como media hora, la sensación de la presión de las puntas redondeadas de las piedritas en mi mano derecha se hacía cada vez más fuerte y llegaba ya a ser casi dolorosa. La mano parecía entumirse gradualmente; engarrotada en esa posición de garra.
Gradualmente, una mancha roja fue expandiendose sobre la pantalla negra de mis ojos cerrados (estaban apagados todos los focos de la casa) y comencé a ser conciente de cantidad de sonidos a mi alrededor, como el de pequeñas rachas de viento, el golpeteo característico de las hojas secas al caer de nuestro gran árbol de aguacate, los grillos y las chicharras en el cerro, el ladrido lejano de algunos perros, motores de autos, barullo y música distante de una fiesta nocturna en la colonia y el motor que hace circular de tanto en tanto el fluido congelante en el refrigerador.
Recuerdo luego una especie de vaivén entre la vigilia y la inconciencia, de oleadas de semi inconciencia en las que pasaban imagenes fugaces que se me escapaban antes de ser conciente de ellas y en las que también escuchaba frases inconexas y palabras sueltas. Una de estas frases -no sé por qué- me sobresaltó tanto que me hizo volver en mí y hasta provocó que abriera los ojos; la frase no tenía sentido para mí en ese momento, decía: "ya está en la puerta". Sé que es el Emisario que responde a preguntas que me hago o a situaciones que deseo resolver, pero como estan desfasadas en el tiempo, casi nunca logro establecer la conexión entre ellas y lo que las originó. De todos modos no le hago mucho caso, desde que me di cuenta de que para mí [supongo que por falta de energía] su "asesoría" en cuestiones de vigilia son por lo general, auténtica y celestial basura.
No se si fue por sugestión, pero en un momento determinado, vi una sombra fugaz que se "estiraba" [como en un fade out] por fuera del cuarto. Se había movido rápidamente desde lo alto de la puerta de la habitación, con dirección hacia el sur, hacia lo denso y oscuro del fojalle de los altos árboles del patio. Mi cuerpo amagó un escalofrío, pero luego se relajó y lo asimiló.
Después de esto incié nuevamente la secuencia con las piedritas y pasando unos minutos ni me dí cuenta del momento en que me quedé profundamente dormido.
Lo siguiente de lo que fui conciente es de que estaba soñando; lo curioso de esto es que recordaba con claridad haberme quedado dormido con las piedritas en la mano.
Inicié la rutina de verme las manos para transformar el sueño aquel en un ensueño -si es que no lo era ya- y ví que en la mano derecha me faltaba un dedo y algunos otros se desvanecían en las puntas, en ambas. En ese momento no me pregunté el por qué no veía las piedritas, aunque sí recordaba de algún modo haberlas sostenido al acostarme a dormir.
Me quedé viendo fíjamente la mano a la que la faltaba un dedo y le dije simplemente "¡brota!" e inmediatamente el dedo surgio de la palma hasta completarse.
Por un momento me dio risa la simpleza del asunto. Luego dejé eso por la paz y me dedique a observar con detenimiento el sitio en el que estaba.
Era un sitio muy conocido para mí por haber regresado ya varias veces a él en el transcurso de mi vida, tanto que hasta se me ha hecho familiar dentro del ensueño. La fuerza de este hecho me hizo olvidar que dicho sitio para mí solo existe en el ensueño.
Así que, olvidando que al despertar el sitio no estaría más, me dediqué a observar todos sus detalles para tratar de corroborarlos en la vigilia y ver de qué modo aquellas piedritas en mi mano habían cambiado mi manera de ensoñar.
Después de desplazarme de aquí para allá observando montones de detalles y objetos, me vino la fuerte sensación de que no habría modo de corroborar nada, a menos que yo mismo -planeada y deliberadamente- introdujera un elemento discordante o un dato nuevo en aquel sitio que me forzara a considerar mi ensueño como un viaje real y corporal a un sitio concreto en este mundo [Tal era la fuerza de mi convicción en ese instante. A la par de mi certeza de que mi plan era funcional, tenía la total certeza de que ese lugar era un sitio concreto y real en la vigilia].
Fui a una gran mesa de madera con objetos personales -papeles y lápices para dibujo, entre otros- que estaba colocada en una especie de jardín al aire libre, a un lado de un patio cubierto por grandes lajas de piedra rústica y casi plana y rodeado por un muro bajo también de piedra y grandes o pequeños arbustos y plantas. Tomé un lápiz de grafito color verde y me dispuse a hacer un pequeño y sencillo dibujito en una esquina del patio. Aquel dibujito, pensé entonces, podría ayudarme a corroborar o a descartar el ensueño como un viaje pragmático y concreto a un sitio concreto en el mundo de todos los días.
Cuando levanté el lápiz y dí la vuelta, caí en la cuenta de que no estaba solo, había gente ahí. Podía ver a mis familiares sentados, caminando o platicando despreocupadamente entre sí; tal como lo haría una familia normal en un normal día de fin de semana en su jardín, una mañana hermosa, fresca y soleada.
Esto me llamó la atención y me hizo sospechar de la irrealidad de aquel sitio.
Mis sospechas se acrecentaron cuando mi ex-esposa y mi hija pequeña -distantes en la vigilia por miles de kilómetros- también aparecieron por ahí y se dirigiéron hacia mí riendo y bromeando como si nada.
Traté de no hacerles caso; tenía la firme determinación de llevar a cabo mi experimento sin dejarme distraer por nada, pero no pude hacerlo porque la mujer y la niña insistentemente reclamaban mi atención y se oponían a que siguiera con mi proyecto.
Entonces me molesté un poco, pero en lugar de gritarle y agredirla -como casi siempre hago cuando me molesto en el ensueño- le dije tranquilamente: "Tú no eres real, eres un fantasma de mi mente y no sé porqué te atraviesas en mi camino para impedirme ensoñar con libertad".
Ella sonrió entre divertida y asombrada, como si lo que yo decía fuera una broma o como si me estuviera volviendo loco de remate.
Entonces la señalé con el meñique y grité mi intento de ver energía una y otra vez. Ella comenzó a retroceder, tratando de esquivarme y entre divertida y asustada. Lo que me dio risa y casi rompe mi concentración, es que "mi pequeña hija" también participaba de aquel "jueguito"; ella también la señalaba con el meñique y repetía gritando con su graciosa vocecita todo lo que yo decía o hacía.
Después de seguir a la mujer que retrocedía por el patio, de acorralarla en una esquina del mismo y de gritar mi intento de ver energía varias veces, la figura de aquella mujer resplandeció un poco, luego osciló y se deformó, para convertirse después en un hombre moreno, alto, lacio y desconocido para mí; la niña se esfumó y también toda mi parentela durante el suceso.
Aquel sujeto se me quedó viendo con la boca abierta, luego miró a uno y otro lado como aturdido, entonces dí la vuelta y simplemente lo ignoré para seguir con mi plan original.
Pero ya no pude continuar, porque se había agotado mi atención de ensueño y todo se desvaneció en una oscuridad total, hasta que la urgencia de mi vejiga me forzó a despertarme, después de no se cuanto tiempo.
Me había quedado originalmente dormido boca arriba, con las rodillas flexionadas y las plantas de los pies tocándose, mientras ambas manos descansaban libres sobre el pecho, con los codos apoyados a uno y otro costado, sobre la hamaca.
Desperté boca arriba, con las piernas estiradas, los brazos estirados en los costados y con las dos piedritas pulidas acomodadas sobre el pecho. Eran casi las tres de la mañana y después de regresar del baño me di cuenta de que no tenía nada de sueño ni estaba cansado; cosa poco habitual en mí, que tengo una facilidad extraordinaria para quedarme dormido a la menor provocación.
Algo sobresaliente en esta técnica es que dentro del ensueño se está agudamente conciente de todo, un poco o un mucho más que de forma habitual. Quizá utilizar ambas manos conlleve algun otro efecto, pero eso todavía esta por verse.
Ahora pienso fabricarme mis propios objetos para llamar al silencio. Cuatro, pero de metal en lugar de roca; cortados y pulidos con un esmeril al tamaño exacto, para ver qué sucede.
Si pasa algo interesante luego les platico.
Con afecto:
Z. | Respuesta
| | Hola Zanate: si estas experimentando con estos métodos...y te va bien, adelante...tu propio método llegará de la manera que menos te imaginas y naturalmente. un saludo. | | Respuesta
| | Gracias EvaDora por tus palabras y tu bienvenida. ¡Hola Serrano! Un abrazo de poder para ambos. Con afecto: Z. | | Respuesta
| | GUERRERP "ZANATE": DOS COSAS: 1) ESTA DISCUSIÒN TIÈNE QUE ESTÀR EN EL PANÈL DEL "ENSUÈÑO", ES DEMASIADO INTERESANTE Y "IMPORTANTE" PARA QUE PIENSES QUE SE HAYA DE QUEDÀR AQUI EN EL "GENERAL". ASÌ QUE, LA VOY A PASÀR ALLÀ (CON SUS RESPUÈSTAS). COMO BORRARÈ ESTA QUE ESTÀ QUI EN "GENERAL" EN UN SEGUNDO TIÈMPO, SI QUIÈRES QUE TENGA "TU FIRMA", Y NO LA MIA, LA PUÈDES "COPIAR TU" (CON TODAS Y SUS RESPUESTAS) Y YO BORRARÈ MI COPIA. 2) ESTAS HACIÈNDO UN "EXELÈNTE" TRABAJO, A BENEFICIO DE TODOS YÀ QUE LO COMPARTES; TE DOY LAS "GRACIAS" POR ESTO, A NOMBRE DE "TODOS" LOS GUERREROS. - SIGUE ADELANTE, QUE VAS BIÈN; SOLO "CUIDATE" PORQUÈ ESTAS CONCIÈNTE ¿VERDAD? DE QUE HAY "PELIGROS" EN EL "ENSUÈÑO". SI QUIÈRES, TE "PROPONDRÈ" AL "SOÑADÒR", PARA QUE TE "ADMITA" EN SU COMUNIDAD; CREO QUE "AYUDARIAS" A MUCHOS CON TU "APORTE", Y "ELLOS" A TI. UN ABRAZO "HERMANO"! EL AGUILA | | |
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Compañeros ensoñadores: Continuando con el experimento iniciado con las piedritas para ensoñar, anoche intenté entrar al ensueño sin utilizar las piedras, solo con las plantas de los pies tocándose y al mismo tiempo tocando en ambas manos las respectivas yemas de los dedos pulgar, anular e índice [como en una marcha de poder]. Un poco antes de quedarme dormido sentí claramente cuatro grupos de percepciones simultáneas que parecían provenir de distintos lugares de mi cuerpo: a) mi Volador personal con su pesada, rígida y repetitiva cháchara habitual. b) mi Mente Auténtica; alegre, limpia, despegada y suave. c) las sensaciones de mi cuerpo físico (su posición, el contacto de pies y manos, cierto "entumecimiento" gradual, etc.) d) la voz del Emisario. Estuve interactuando largo rato con la voz del Emisario, tratando de averiguar qué resultaría si le dijera que se comportara de uno u otro modo ["baja el nivel!", "cállate!", "habla más fuerte, no... un poco más... un poco menos!", "menos rápido!", "más claro, que no te entiendo!", etc.]. Respondió positivamente a todos mis comandos, menos a contestar inmediatamente después de que yo preguntaba algo. Luego de un espacio de "no percepción" que no sé cuánto dura, me encuentro dentro de un ensueño. Es una casa de una sola habitación, en unos cerros ya conocidos por mí. Parece un sitio de tierra de "tepetate", sumamente erosionado por el paso de la gente; el patio es muy irregular y de unos diez metros de lado, con desniveles de hasta unos dos metros que parecen haber sido excavados sobre el cerro. Todo tiene bordes curvos amplios y muy gastados. En realidad es un grupo de casas de gente humilde, que parece encontrarse muy en las orillas de una ciudad, apenas si hay algunas plantitas desperdigadas aquí y allá y algunos gatos que deambulan. Mi habitación está llena de personas. El lugar me parece conocido, ya he ido varias veces a él. Sin embargo, todo cuando hay ahí son solo fantasmas de mi mente, proyecciones que no generan energía. Comienzo mis experimentos. Elijo a uno de los hombres, uno que está hablando a los demás acerca de cosas banales como el clima y los problemas cotidianos con la familia, lo veo fíjamente y le digo "cámbia tu apariencia", y después de oscilar un poco se convierte en otro hombre. Lo hago cambiar unas cuatro veces de apariencia; es asombroso, ninguno se parece al antecesor. Luego le digo: "vuélvete mujer", y ¡se enoja!. Me dice que ya deje de molestarlo, que ya hizo todo lo que le pedí, que no le pida eso por favor [en este momento me parece divertido, pero en ese momento no sentí nada, solo estaba seguro de que debía imponerme] Lo obligué, se revolvió y se opuso, pero al final no tuvo más remedio que volverse mujer. Pero el esfuerzo que había realizado pareció agotar mi atención de ensueño y todo comenzó a desvanecerse. Entonces comencé a "girar los ojos" en el sentido de las manecillas del reloj y las cosas comenzaron a hacerce nítidas otra vez. Luego probé a girar con las manos extendidas, y todo a mi alrededor se hizo aún más nítido y definido, pero no tan nítido como con las piedritas. Ignoré a las personas aquellas, aunque reclamaban mi atención, y me salí para probar algunos pases de tensegridad. Practiqué algunos movimientos y fue muy curioso, mi cuerpo los efectuaba con ligereza, fuerza y precisión, pero no parecía ser mi cuerpo; es decir, parecía que mi cuerpo no tenía masa, solo forma. Los pases prendieron algunas chispitas rojas y amarillas en la punta de mis dedos cuando terminé [no fueron más que tres movimientos distintos hechos una sola vez cada uno y correspondientes a distintas series o grupos]. Las puntas de los dedos parecían contener millones de puntitos como constelaciones de estrellas. Me entretuve viéndolos "moverse, expandirse y sacudirse" cuando sacudía las "manos" frente a "los ojos" en una y otra dirección, con mayor o menor fuerza. Pensé que terminarían por caerse, pero parecían diminutas brasitas pegadas a los dedos; fueron apagandose muy gradual y lentamente. Luego ví un gato amarrado en la puerta del patio, era un pequeño gatito, era una proyección también, como todo ahí dentro. Me agaché [quería en realidad, probar algunos movimientos del pase del Tigre Dientes de Sable], toqué el suelo irregular de dura tierra apisonada y quise ser un gato, pero en lugar de eso, me llegó la sensación de ser un tigre. El cuerpo se contrajo en distintos sitios y me sentí feroz, muy fuerte y ligero. El gatito frente a mí se erizó y gruñó asustado, pero enfrentándome mientras retrocedía hacia un lado de la puerta. Pasé frente a él sin prestarle atención, gateando suave y elegantemente, como un felino grande y poderoso. Había gente más allá que parecía enfrascada en sus asuntos. Antes de que me vieran, siguiendo un impulso, me erguí de nuevo e inmediatamente volví a ser "el yo original" que había iniciado el ensueño. Quería volar, así que, en lugar de elevarme ahí, frente a todos, caminé y corrí con mucha agilidad entre callejones, hasta llegar a una lomita pelada y elevada, del mismo material de dura tierra con muy poca arenilla gruesa suelta encima. Parecía que acababa de amanecer, todavía no salía el sol o acababa de meterse a mi espalda. Era un cielo altísimo, azul blanquecino y sin nubes. Me paré, abrí los brazos, y me dejé caer como una tabla hacia un valle enorme y hermoso que se extendía como una gran colcha de colores hasta unirse con el cielo, allá en el horizonte infinito. Con afecto: Z. | |
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