Hola a todos,
Propuse una propuesta en el panel de "propuestas" pero solo me contestó Águila la que su sola aprobación-gesto basta en cambió esperé casi un mes a ver si ... pero no. El otrodía encotré algo sobre castaneda-la masa y lo tomé como una señal y tengo algo interesante que contarles relacionado con el espíritu:
Tengo un hermano menor que yo (diez años menor) que estaba siempre pendiente de él. Le cuidaba como creía que mejor podía hacer un hermano por su hermanito: le hablaba, le contaba cuentos, le compraba libros, cómics y juguetes, le llebava al cine, le compraba libros para el colegio, (pero no le mimaba). Poco antes de que él cumpliera los 13 años yo tenía que trabajar muchas horas al día y a veces también los domingos y no podía estar tanto con él. Así que se juntó con otro hermano un año menor que yo que la mejor definición que se me ocurre que es una mierda pinchada en un palo (un yonqui putero patético). El cambio de actitud de mi hermano pequeño fue radical, empezó a ponerse bravo conmigo y a insultarme y reise de mí, me perdió el respeto. Ya no era el mismo. A partír de ahí me alejé de él. Su cambio lo achaqué a la influencia de mi otro hermano (cosa que parecía que solo yo me daba cuenta, mis padres justo ahora se están percatando).
Ayer estaba en casa de mis padres y vi el carné del gimnasio que se ha apuntado mi hermano pequeño y me quedé parado: mi hermano pequeño no se parece físicamente en nada a mi otro hermano pero lo que vi en la foto no podía ser nada más que una señal del espíritu: Tenía la misma cara de gilipollas autosuficiente que el otro, era la misma sonrisa tétrica, una máscara. Dejé el carnet y me tumbé en la cama de mis padres: pensé que el espiritu me había mostrado lo que nos hacen los voladores. Yo sabía que aquel de la foto no era el hermano que conocí y que no puedo hacer nada por él. Sólo el consuelo que sé que no es él.
Salí a la calle y bajé caminando por la calle. Noté que algo me había cambiado, algo he cambiado. Recordé que cuando tenía 12 años más o menos me dio por mirar los dibujos que había hecho cuando tenía 3-4-5 años y me entraba una melancolía muy grande, y en aquella época no sabía por qué me pasaba a mí eso. Si con 12 años tenía esa melancolía tan grande por mi ninez como me sentiría a los 30. Tenía mucho apego a las cosas, a los muebles de mi casa, el sofá en el que saltaba cuando era pequeño,... Lo que no sabía era que me estaba entregando. La melancolía desapareció y a partir de entonces todo cambió. Pero nunca me he podido adaptar, ni lo he hecho ni lo hago. Como decía don Juan: "No acepto tratos en los que no esté presente".