(...) Reunidos en consejo de pueblos, decidieron que una etnía del estado de Hidalgo mudaría sus asientos hacia el noroeste de México, llevando consigo todo el conocimiento que les había sido concedido rescatar por medio del dominio de la fuerza. Otros iniciados, sabios, guerreros y guías, partieron rumbo a las montañas de Oaxaca, donde lo inaccesible de las sierras les permitirían constituirse en linajes de conocimiento, el mismo que les había sido concedido rescatar y resguardar, para que substistiera más allá de las invaciones ideológicas y las masacres, y llegara incólume hasta los albores del presente siglo-milenio, en el que podría volver a jugar el papel que jugó siglos antes, pues se trataba de darle a la Tierra la oportunidad que ellos le podían dar para que la luz volviera a reinar sobre la Tierra. (...)