Dígame sobre una película que usted nunca comenzó, la que esta' sobre Carlos Castaneda. Es una historia muy complicada. Primero busqué Castaneda a través de sus editores. Hablé con el editor, que me dio la dirección del agente de Castaneda, un marrón de Ned en Nueva York. El editor me dijo que fuera fácil que el marrón me dé la dirección de Castaneda. Una vez al año un muchacho mexicano trajo los manuscritos del editor. El marrón de Ned me dijo que él nunca hubiera resuelto Castaneda. Persistiendo en mi búsqueda, me dijeron que Castaneda estaba en un asilo insano, incluso que él era muerto. Algún otro dijo él lo satisfizo y eso él estaba vivo, eso que él había visto que él en una conferencia Castaneda dio. Entonces, en Roma, había una señora Ioghi que me puso en contacto con él. Y finalmente resolví Castaneda. La personalidad de Castaneda es absolutamente diferente de lo que usted puede ser que se imagine. Él se parecía como un siciliano — un anfitrión siciliano cordial, tolerante, sonriente. Piel marrón, ojos negros, una sonrisa muy blanca. Él tiene el effusiveness de un latín, un mediterráneo. Él es peruvian, no mexicano. ¿Es usted seguro él era realmente él? ¿Qué usted está intentando decir? Por supuesto; a la gente lo rodeó. Señora Ioghi le conocía. Este caballero agradable, que había visto todas mis películas, dijo me que un día con ponga Juan, treinta o cuarenta hace años, él había visto mi película, la Strada — cuál fue hecho en 1952. Ponga Juan le había dicho que, "usted tenga que satisfacer al director de esta película." Él dijo que que pone Juan prophesied esta reunión. Eso es lo que me dijo Castaneda. Le dije que él viniera encontrarme, aquí, en esta ROM viva, asentada a la derecha aquí. Del principio su libro que las enseñanzas de ponen Juan, un libro me fasciné acerca de empresas esotéricas, parapsychological. Entonces la idea total me fasciné: el de un hombre científico, antropólogo, que comienza con un propósito especulativo, científico, un hombre que guarde sus pies en la tierra, mira donde él va y mira literalmente la tierra, en campos, en los jardines vegetales, en los glades, hacia las colinas — donde las setas crecen. Este hombre de la ciencia entonces se encuentra, después de la iniciación, siguiendo una trayectoria que lo traiga en contacto con algún Toltecs antiguo. Tengo gusto de la ruta provista por una curiosidad científica, racional, una ruta que él tomó con una atención racional y que, en el mismo tiempo, lo condujo hacia el mundo misterioso, un mundo que definimos de una manera vaga como "irracional." Esta relación entre la ciencia y un mundo supernatural se parece especialmente interesante. En esta conexión, usted habló de su experiencia con el lsd, de su creencia en el sicoanálisis de Jung, y de su amistad con el rodillo, el clarividente italiano más famoso. Sí, éste se parece a mí el punto final de la ciencia verdadera. Cuanto más que avanza, protegido por sus parámetros, su modo de la investigación, sus certezas, y sus dudas, también su desconfianza, más cerca viene algo que es "el misterio." Y, por lo tanto, acerca a una visión religiosa del fenómeno que está investigando. La una cosa que me fascinó y también enajenó algo — un italiano, latín, un mediterráneo, condicionado por una educación católica — era Castaneda y pone la visión particular de Juan del mundo. Vi algo unhuman allí. Independientemente de ponga Juan, que está encantando de una manera literaria y que nos hagan para ver como viejo sabio, yo no podría ayudar a ser invadida ocasionalmente por una sensación del strangeness. ¡Como si me enfrentaran con una visión de un mundo dictado por un cuarzo! ¡O un lagarto verde! Qué encontré la fascinación era que usted fieltro nunca transportado a un punto de vista antes de imaginado, nunca sospechado, que verdad tenido le la respiración fuera de se, fuera de su humanidad, y ése por un instante le dio un temblor desconocedor de pertenecer a otros elementos, a los elementos del mundo vegetal, al mundo animal, incluso el mundo mineral. Una sensación, es decir, de silencios, de colores extraterrestres, adicional-planetarios. Esto era lo que seducida mi propensión para el fantástico, el visionario, el desconocido, el enigmático. En ponga la visión de Juan del mundo, allí no era ninguna comodidad, nada de lo que pueden darle tan muchos otros textos o eso otros autores esotéricos como Rudolph Steiner o el Templars dan. En cortocircuito, las historias de Castaneda, desemejante de tan muchos otros textos esotéricos o initiatory que intentan decirle sobre otras dimensiones, ofrecidos una visión que carece cualquier comodidad psicologica. Esto era lo que hecha les terribles y que fascinan para mí. Con todo me parecía encontrarme a mí mismo en un mundo asfixiado. Usted me dijo una vez que a partir del momento usted llegó en Los Ángeles, en donde Castaneda le esperaba, que algunos acontecimientos extraños comenzara. Los fenómenos y las maravillas hicieron estallar para arriba. Cuando él vino a mi hotel, él trajo a lo largo de algunas mujeres. Nunca lo vi otra vez, pero eso encontré después mensajes extraños en mi sitio y objetos movidos alrededor. Pienso que era magia negra. Sus mujeres, pero no Castaneda, fueron con mí a Tulun, y las mismas cosas sucedieron allí. Usted fieltro amenazó, y Castaneda desapareció. Se es algunos años — que era en 1986 — y todavía no he podido calcular fuera de qué realmente sucedió. Castaneda estaba quizá apesadumbrado de haber traídome allí y de haber resuelto una serie de fenómenos que me desalentaron de hacer mi película. Ni sus asociados quisieran que hiciera una película y no hicieron quizá estas cosas. De todas formas, era todo el demasiado extraña, así que decidía no hacer la película. Los libros de Castaneda trajeron detrás algunas sensaciones que había experimentado como muchacho.... Es difícil definir.... La locura puede asemejarse quizá a esta clase de frío astral, helado, silencio solitario. Pongo una experiencia de la adolescencia en la voz de la luna, cuando Benigni dice a su abuela que él hizo un árbol del álamo. Sucedió cuando era un muchacho y pasé el verano con mi abuela, Francesca, madre de mi padre, en el país en Gambettola. |