Somos seres perceptores, y como no podemos ver... interpretamos.
Al interpretar nos colocamos en el centro como origen de referencia. Y en ese 'nos' se incluye toda nuestra historia personal, nosotros y nuestras circustancias.
Vivimos desde nuestro propio egocentrismo. Fijaos, por ejemplo, que decimos 'el sol sale por...' o 'no hace sol' cuando está nublado; el sol sige ahí, solo que no le vemos.
Un acontecimiento no tiene por qué ser falso o verdadero en sí mismo, es nuestra interpretación del acontecimiento la que podrá ser más o menos acertada.
Y esa interpretación SIEMPRE hace que lo percibido se acomode a nuestra descripción del mundo; de ello que se encarga la razón, a la que se refería don Juan.