EL PODER DE LAS DECISIONES DEL GUERRERO<o:p></o:p>
<o:p> </o:p>
Un hombre desapegado, que sabe que no tiene posibilidad de ponerle vallas a la muerte, sólo tienen una cosa que lo respalde: el poder de sus decisiones. Tiene que ser, por así decirlo, el amo de su elección. Debe comprender por completo que su elección es su responsabilidad; y una vez que elige, no queda tiempo para lamentos ni recriminaciones. Sus decisiones son definitivas simplemente porque su muerte no le da tiempo de adherirse a nada. <o:p></o:p>
<o:p> </o:p>
Te has lamentado toda tu vida porque nunca te haces responsable de tus decisiones. El camino del guerrero es armonía: la armonía entre las decisiones y las acciones. Un guerrero toma en consideración todas las posibilidades y luego elige de acuerdo con su predilección íntima. Una regla básica para un guerrero es hacer sus decisiones, con tanto cuidado que nada de lo que pueda ocurrir como resultado de ellas, es capaz de sorprenderlo; y mucho menos menguar su poder. Decidir no significa escoger un momento arbitrario; decidir significa que has puesto tu espíritu en orden impecable y que has hecho todo lo posible por ser digno del conocimiento y del poder. Preocúpate y piensa antes de hacer cualquier decisión; pero una ves que lo hagas, echa a andar libre de preocupaciones y de pensamientos. Todavía habrá un millón de decisiones que te esperen. Ese es el modo del guerrero.<o:p></o:p>
<o:p> </o:p>
Un guerrero acepta responsabilidad de sus actos, por más trivial que sea. Tu actúas tus pensamientos y eso está mal. Uno aprende a actuar como guerrero, actuando; no hablando ni pensando. El único camino posible para un guerrero es actuar directamente y sin reservas. Ya deberías haber asumido la responsabilidad completa, y la idea de que estas a merced del viento debería ser inadmisible. Cuando un hombre decide hacer algo, debe ir hasta el fin, pero debe aceptar responsabilidad por lo que hace y luego seguir adelante con sus acciones sin tener dudas ni remordimientos acerca de ellas. Mírame a mí, no tengo dudas ni remordimientos; todo cuanto hago es mi predilección y mi responsabilidad. La muerte me acecha y por eso no tengo lugar para dudas. Si tengo que morir por algunas de mis acciones, entonces, debo morir. Tu, en cambio, te sientes inmortal y las decisiones de un inmortal pueden cancelarse, lamentarse o dudarse. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay tiempo para lamentos y dudas. Sólo hay tiempo para decisiones. Hacernos responsables de nuestras decisiones es estar dispuestos a morir por ellas; no importa cual sea la decisión. Nada podría ser más serio ni menos importante que ninguna otra cosa. En un mundo donde la muerte es el cazador, no hay cosas grandes ni pequeñas; sólo hay decisiones a la vista de nuestra muerte inevitable.<o:p></o:p>
<o:p> </o:p>
Así, con la conciencia de su muerte, con el desapego y con el poder de sus decisiones, un guerrero arma su vida de manera estratégica. La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia; vive estratégicamente y jamás lleva cargas que no pueda soportar. Un guerrero procede siempre como si tuviera un plan porque confía en su poder personal. La alegría de un guerrero le viene de haber aceptado su destino y de haber calculado de verdad lo que le espera. El conocimiento de su muerte lo guía, le da desapego y una lujuria reposada; el poder de sus decisiones definitivas le permite escoger sin lamentarse y lo que elige es siempre estratégicamente lo mejor. Así cumple con gusto y eficiencia lujuriosa todo lo que tiene que hacer.<o:p></o:p>