Decrepitamente lo inevitable rasga tu rostro, arañando la falsa tez que recubrió nuestra mentira mas bien tramada. Un juego mental, el de nuestra existencia, que se deshace a trozos como papel de fumar húmedo, y nuestra desnduez, expuesta por primera vez a la mas extrema de las crueldades premeditadas, que no es si no la mia.
Solitaria, la voz del consuelo es un terrible castigo que perfora en mi cabeza la ley de los hombres, catapulatndóme a la demencia.
Y entonces se termina ya la furia, brotando las lágrimas que fui capaz de reprimir en el pasado, implorando clemencia como una maldita alimaña que ya ha perdido todo su honor y todo su orgullo. Convertido en un amasijo de carne que no tiene función ni valor, el desatino se apropia por completo de los recuerdos y la añoranza del útero de mi madre arremete severamente contra mis protecciones, contra mis pertenencias, contra todo vínculo que me queda con el mundo.Mientras observo los gusanos mordisqueando mi cuerpo trocito a trocito, intento inútilmente desfacerme de ellos a toda costa, y compruebo al fin que mi cuerpo no se mueve, porque yace un esqueleto frente a mi que todavía no he sabido reconocer.
¡Pero aun y así sintiendo la agonía de la carne descompuesta en mis entrañas, como si todavía fueran mias! ¡Y soy tan imbécil que prefiero el dolor a reconocer que nunca poseí nada, que solo fuí propietario de mi fin!
A mi lado, hay alguien que lleva tiempo observandome. No se si su rostro dibuja una sardónica sonrisa, o una piatosa máscara de ultima melancolía. Su tragicomedia se confunde con mi desatino...
Empiezo a entender que nunca existieron ustedes, que fueron mi excusa para existir, empiezo quizás, a reconocer que ha venido a buscarme mi mejor amigo, para acuñarme en sus brazos de negrura.
Ahora y solo ahora, empieza el viaje a la libertad.
Pero sigo aferrándome al olvido intentando negociar a toda costa, quemar hasta el último cartucho, agotar mi último recurso. Y contra mas avanza la partida de ajedrez que me propone la libertad de un tablero fraccionado, mas débil, mas triste, mas iracundo.
Cada ficha que perece, cada caballo, cada peón, cada torre, es un amigo, un pariente, un ser amado. Compruebo como caen en mi batalla por el ego, mientras el ejército negro, LA LEGIÓN, permanece completa, crecida, inconmensurable. Y cuando solo queda el rey en pié, me descubro ínfimo en mitad de la miriada, gobernado por la multitud, por el instinto gregario.
Los buitres planean sobre mi cabeza dibujando un círculo vicioso, el de mi história personal. ¡Pero mi maldita poesía por todos los santos, no es mas que hipocresía estúpida, la épica hilaridad de mi último pensamiento revela lo atrevido de mi ignorancia redundante!
Mi vida fué solamente un intento miserable por devenir lo que ya era.