Querido Fabricio:
Pues mira que tiene razón la tropa bruja: lo que mejor te queda es contar historias en forma de cuentos, ja ja ja. Llévales mis saludos con mucho cariño, diles que los respeto en serio y que les agradezco mucho que traten de corregirte a punta de topetazos frontales al ego. Nerea y yo estamos felices de que les estés leyendo nuestro libro, pero más de que les esté gustando. Platícales que yo también tengo serios problemas para que no me falle la diplomacia, pero que hay veces en las que no me queda de otra y tengo que poner una cara muy seria para escribir o para hablar, aunque por dentro mi parte traviesa esté que se muere de risa.
Pasando a tus preguntas, te comento que esas bolas de fuego que has visto efectivamente son producidas por brujos o brujas, quienes revolucionan de frente sobre sí mismas para conformarse de esa manera y desplazarse de manera más segura, puesto que el fuego tiende a causar miedo o respeto.
Estuvo bueno eso de que don Luis y tú se hayan escondido el día aquel en que vieron una, porque de otra manera la bruja se les hubiera echado encima.
Cuando un hombre o una mujer ya ha andado mucho su camino como brujo(a) es cuando sucede que despiertan extraordinariamente sus cinco sentidos, de modo que efectivamente pueden percibir cualquier cambio en su entorno inmediato, particularmente si se trata de que las personas empiezan a enfocar su atención sobre ellos.
Lo de convertirse en cuervo o en cualquier otro animal es toda una proeza. Don Panchito me contó de un caso que él supo de una persona a la que comenzaron ínstruyéndolo a que se le acercara a los cuervos sin que estos echaran a volar. La persona en cuestión requirió de meses de observación intensa para aprender a reconocer lo que significaba cada movimiento de cabeza, o de ojos, cada batir de alas o giro de la cola al emprender el vuelo, cada graznido o salto que suele realizar es tipo de aves. Pero no fue sino hasta que podía estar en medio de ellos tras actuar como cuervo que lo empezaron a meter en ensueños, en los que lo llevaban a verse a sí mismo como cuervo. Cuando finalmente lo podía hacer en ensueños, fue que, bajo la supervisión de un nahual experimentado, lo llevaron a dar el paso más difícil, que es creerse en la realidad del cuerpo material que él mismo lo podía transformar a la forma del cuervo. Si acaso sucediera que el aprendiz se atora y no puede hacerlo, significa que algo falló en el camino de su instrucción, por lo que tienen que empezar de nuevo desde el mismo principio... ¡y a volver a observar cuervos, se ha dicho!
Algunos aprendices llegan a lograr la transformación y se vuelven cuervos, pero si se descuidan podría sucederles, por ejemplo, que se parten una uña, o que de plano los atacan a balazos o pedradas. El problema de esto es que si al regresar a sus cuerpos humanos recuerdan lo ocurrido y se preocupan por el daño, bien que les puede empezar a doler en serio el pie o la pierna afectada. Como sea, debes tomar en cuenta que si ellos llevan a cabo la transformación es con dos motivos principales: acechar para adquirir un conocimiento particular sobre ciertas personas que no sospechan que de esa manera están siendo observadas; o bien para escapar de algún peligro. Dependiendo de la habilidad del transformante, el cambio del cuerpo puede llevar de tres a cuatro minutos, o aún menos, y no comienza como podríamos imaginar (que el pico crece y brotan las alas), sino con un impresionante encogimiento del cuerpo humano (lo cual es sumamente difícil de lograr). Es sólo hasta que el cuerpo ya está encongido que sí les empiezan a crecer el pico y las alas.
Recuerdo bien que en cierta ocasión don Jorge me refirió cuando se vio en la necesidad de transformarse en águila ante un chamán que no quería respetarlos a ellos como debiera hacerlo, para lo cual tuvo que desnudarse. Según él, pocos son los que tienen el temple necesario para observar una transformación tal sin perder el control de sus intenstinos.
Y ya que hablo del respeto, lo primero que tienes que hacer para conseguir que un brujo te considere como candidato a este tipo de transformaciones es mostrarle que verdaderamente respetas y valoras lo que él es y ha conseguido. En todo momento vale la humildad y la obediencia... ¡en todo momento! Nunca debes formular una sola pregunta de más, ni atosigar de manera alguna... ¡nunca, ni por ningún motivo! Tienes que estar convencido de lo que verdaderamente quieres conseguir y disponerte a que te suceda lo imprevisto en cualquier momento... ¡en cualquier momento!
Lo de la condición física envidiable de ciertos ancianos rurales es perfectamente cierto. Cuando yo iba a las sierras de Oaxaca cualquiera de esos hombres y mujeres de edad avanzada me sacaba tres horas de camino cargando el doble de bultos. Yo todavía iba y ellos ya venían de regreso ¡y tan frescos como una lechuga, por la práctica de toda una vida que les enseña a ser uno con la montaña!
Suele suceder que los brujos que se transforman tuvieron que aprender a hacerlo por las dos razones principales que ya expuse párrafos atrás, pero conviene entender que así como en la ciudad las personas tendemos a capacitarnos de la mejor manera posible en alguna profesión u oficio que nos permita sostenernos de manera digna y ventajosa, así también ellos tratan de sostenerse de manera digna y ventajosa, en un ambiente comunal donde la naturaleza es la que se impone.
Si te fijas bien, para ellos las circunstancias sociales desde la época colonial han cambiado poco, y ese también es motivo suficiente para que sigan relacionándose como entonces, y según sus tradiciones, así como aplicando el término nagual para cualquier tipo de brujo (lo cual, yo, como hombre de ciudad e instruido en filosofía, trato de evitar, distinguiendo entre el guía principal de los guerreros auténticos (nahual con "h") y el resto de brujos del México rural (los llamados naguales con "g").
Date cuenta: para ellos es casi como acatar la ley de la selva. Entre ellos, las situaciones tienen otro valor, pues se trata de sobrevivir dignamente, y ganándose el respeto de los demás, quienes usualmente no suelen tocarse el corazón ni suelen recurrir a las leyes del hombre de la ciudad para poner remedio a sus diferencias. Nosotros, quizá colocaríamos algún artefacto electrónico en la casa de alguien para espiarlo, ellos se transforman en cuervo o en algún otro animal conveniente y así se convierten en testigos insospechados.
Un ejemplo más de esto último: el día mismo en que Nerea y yo nos conocimos, un guerrero del grupo de don Jorge Elías estuvo presente como testigo en forma de perro. Lo vimos y hasta lo acariciamos, si bien no nos enteramos de quién se trataba sino hasta varios años después... pero eso es algo que narro con detalle en el volumen segundo de la serie "Nerea".
Un abrazo fraternal para ti y la tropa bruja.
Enrique Rojas.