Una vez más, ¡hola Sonia!:
El golpe del nahual, efectivamente sólo lo puede dar un nahual, pero el "golpe del guerrero impecable" lo da un guerrero impecable. La diferencia estriba en que sólo el nahual tiene la energía necesaria para, una vez movido el "punto de fijación" (así le llaman los guerreros de don Jorge) de la persona en cuestión, regresarla al estado de conciencia que guardaba antes de recibir el golpe.
Si recuerdas bien, en mi libro comento que don Loreano se vio en aprietos tras haberle dado su golpe de guerrero impecable a las tres mujeres de la historia, porque no lograba regresarlas. Su comentario iba en el sentido de que "estas sí son para el nahual".
Castaneda no dijo muchas cosas, porque o no las sabía o no las quiso decir (esto lo sé yo de cierto) (que conste que me refiero a Castaneda y de ninguna manera a su maestro, el llamado don Juan, porque su maestro y linaje eran completamente harina de otro costal). ¿Se van dando cuenta?, pero ya empieza a ser tiempo de que alguien las diga, con muchos propósitos, sí, pero también para contribuir a terminar con el ambiente de desesperanza que ha ido quedando en muchos de sus lectores, mal sea porque no pueden formar parte de algún linaje o porque no tienen guías y están confundidos (¡es que entonces no hay salvación posible!, me han llegado a decir algunos de ellos).
Espero que me entiendan y que yo me explique bien, porque ciertamente que hay algunas cosas que yo revelo en mi primer libro que provocan sospecha en algunos lectores. Ha habido quienes en su momento llegaron a escribir, comentar y/o declarar que el autor de Nerea se había volado la barda y que iba más allá (en lo que a fantasía se refiere), de lo que el mismo Castaneda se había atrevido a ir (y cada día habrá más que lo digan). Otros hasta se atreven a recomendar abiertamente que quienes los leen o escuchan se apeguen a lo que "el nagual" dijo, enseñó o escribió (noten el uso de la "g"), porque los demás, en el mejor de los casos, sólo son malas copias que cabalgan sobre los hombros del "nagual" (con "g").
Ahora y aquí, yo les pregunto: ¿y si todo en el linaje de don Jorge Elías fue estrictamente tal y como se escribió en mi primer libro? Yo sé que lo fue, pero el lector no. Por eso pregunto: ¿y qué si lo fuera? ¿Cambia eso en algo las cosas para ti?
-¿No? Entonces date la oportunidad de seguir leyendo estos mensajes, que cualquier cosa puede pasar.
-¿Sí? ¿Tal vez? ¡Pues enhorabuena, que de eso se trata!
Lo de la referencia innombrada a Pachita que mencionas es muy interesante, porque, como ya lo refería en otro correo de esta serie, yo tuve la inmensa fortuna de tratar con Cuauhtemoctzin, el guía espiritual de Pachita, y quien verdaderamente llevaba a cabo las curaciones milagrosas que canalizaba la hermosa Pachita, a quien no tuve la fortuna de conocer. Sucede, pues, que Cuauhtemoctzin me reveló paso a paso el procedimiento que él utilizaba con Pachita para conseguir lo que Castaneda refiere que le contó su maestro. Es por ello que les puedo decir, aquí y ahora, que, al menos Cuauhtemoctzin no recurría a mover los puntos de fijación de nadie para curar, sino a los dobles energéticos que todos tenemos (que efectivamente se movían los puntos de fijación era no más que un efecto secundario, promovido por la enorme cantidad de energía que se ponía en juego, pero no la causa de las curaciones).
Por cierto, en otra plática con Cuauhtemoctzin, él me aclaró que cuando estuvo encarnado como el Gran Tlatoani azteca, él, efectivamente, era un nahual (con "h"), y muy poderoso. No era pues Pachita (como es sabido aunque se olvide) quien movía los puntos de fijación de nadie y/o sanaba a sus pacientes, sino el gran señor Cuauhtemoctzin y toda su corte de espíritus benévolos.
Como también dije antes, todo esto lo revelaré con lujo de detalle cuando llegue el momento de publicar mi tercer libro, porque así está previsto por el plan de los tiempos que los guerreros de don Jorge, Nerea y yo hemos considerado. Mientras tanto, sólo puedo aludir a sus enseñanzas, no más.
Decretando que la luz de los nuevos tiempos está de nuestra parte -la de ustedes y la nuestra:
Enrique Rojas.
Ix Kamah Tuc Tamah Ka Lactum
Ax Ank Ta, Ka Lactum Xal Maltá