Por Tito Martínez

El bautismo que encontramos en las Sagradas Escrituras del Nuevo Pacto ("Nuevo Testamento") tiene su verdadero origen en la Sagradas Escrituras del Antiguo Pacto ("Antiguo Testamento"). La ley de Moisés, por ejemplo, prescribía varios lavamientos o inmersiones en agua (Éx. 29:4; 30:20; 40:12; Lv. 15; 16:26,28; 17:15; 22:4,6; Nm. 19:8, etc.), y también los profetas hablaron de lavamientos en agua presentes (Is. 1:16; cp. Sal. 51:2,7), y futuros (Is. 52:15 RV 1909; Ez. 36:25,26; JI. 2:23,28; Zac. 13:1, etc.; 1 Co. 10:2). El bautismo en agua y por inmersión fue prescrito a los prosélitos del judaismo para incorporar a los gentiles en la comunidad judaica. También lo practicaron los judíos esenios.
El bautismo cristiano que encontramos en las Sagradas Escrituras del Nuevo Pacto es la puerta de entrada a la Congregación de los primogénitos, es decir, a la Iglesia del Mesías.
Juan, el Bautizador, bautizaba por inmersión a los judíos que se arrepentian de sus pecados, sin embargo, Juan NO les ofrecia el perdón de pecados, sino que solamente preparaba el camino de Aquel que sí ofrece ese perdón de los pecados, es decir, el Mesías Yahúshua, el cual también se sometió a ese bautismo de Juan, con el cual inició su identificación pública con los pecadores, identificación que culminó en su muerte en el madero, como sustituto de los pecadores, para expiar los pecados de su pueblo y ofrecer ese perdón de los pecados (Is.53, Mt. 3; Mr. 1:9-11; Lc. 3:1-22; Jn. 1:19-34; cp. Mr. 10:38,39).
El bautismo cristiano o mesiánico, en el nombre del Señor Yahúshua, reemplazó a la circuncisión de la ley (Col. 2:11,12) y llegó a implicar tanto los requisitos como los beneficios del Nuevo Pacto.
Juan el Bautizador insistía en el arrepentimiento para el perdón de los pecados y les prometía a los bautizados el perdón de sus pecados, lo cual fue cumplido por el Mesías, ya que después de su muerte y resurrección, ese perdón de los pecados prometido por Juan el Bautizador es ofrecido a todos los que se arrepienten, y es recibido cuando el creyente en el Mesías es bautizado en agua, en el nombre de Yahúshua: "38 Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo." (Hch.2:38).
Cuando Pedro predicó el Evangelio al soldado romano Cornelio y a su familia, y estos creyeron, entonces Pedro ordenó que fueran BAUTIZADOS  EN EL NOMBRE DE YAHÚSHUA, EL MESÍAS (Hch.10:48).
Ananías dijo lo siguiente al apóstol Pablo: "Porque serás testigo suyo (del Mesías) a todos los hombres, de lo que has visto y oído. 16 Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre." (Hch.22:15-16).

La justificación ante Dios es por la fe en el Mesías Yahúshua, pero solo para aquellos que LE OBEDECEN, ¡SIN OBEDIENCIA A LOS REQUISITOS DE DIOS NO HAY SALVACION POSIBLE!: "8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos los que le obedecen" (Heb.5:8-9).

El Señor Yahúshua dijo lo siguiente: "El que crea Y SEA BAUTIZADO, será salvo" (Mr.16:16). Por consiguiente, el bautismo en agua por INMERSIÓN (tal como enseña la Biblia), y en el nombre de Yahúshua, el Mesías, es un claro MANDAMIENTO DEL SEÑOR, PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
Cuando nosotros creemos en el Evangelio de la Gracia de Dios (Hch.20:24), y OBEDECEMOS ese mandamiento del Señor de ser bautizados, entonces somos perdonados de nuestros pecados y reconciliados con Dios
Por lo tanto, el bautismo vino a señalar un segundo beneficio básico: el don del Espíritu Santo y su poder regenerador (Mr. 1:8; Hch. 1:5; 2:38; 10:47; cp. Jn. 3.5, Tit. 3:5). 

Por lo tanto, si usted quiere recibir el perdón de sus pecados y el don del espíritu santo, tiene que OBEDECER A DIOS, y ser bautizado en agua, por inmersión y en el nombre del Señor Yahúshua: : "38 Pedro les dijo: Arrepentios, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo." (Hch.2:38). Pero tal vez usted diga que eso era solo para los judíos del siglo 1 que creían en el Mesías, no para todos los seres humanos del siglo 21, pues siga usted leyendo lo que Pedro dijo: "9 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare" (Hch.2:39). Así que esa promesa del perdón de los pecados y del don del espíritu santo no era solo para los judíos del siglo 1, sino también para sus hijos, para todos los que están lejos, y para TODOS LOS QUE EL SEÑOR LLAMA, y el Señor está llamando a TODOS LOS SERES HUMANOS, judíos y gentiles, al arrepentimiento, para el perdón de los pecados: "Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; 31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos." (Hch.17:30-31).

Por consiguiente, repito, si usted quiere recibir la maravillosa promesa del perdón de sus pecados y el don del espíritu santo, tiene que OBEDECER A DIOS, arrepentirse de sus pecados, y ser bautizado en agua, por inmersión y en el nombre del Señor Yahúshua. ¡¡Esta es la norma que Dios ha establecido para salvar a los pecadores!!